El Papa se recupera de la bronquitis y pasea por las calles de Roma por la Fiesta de la Inmaculada>

Este viernes se le escuchaba con voz un poco débil, pero bastante recuperada en comparación con el tono de hace sólo dos días en la audiencia general. Ante las puertas de la legación española, donde le escuchaban y le han saludado la embajadora Isabel Celaá y sus principales colaboradores, el Papa ha participado a primera hora de la tarde en un homenaje a la Inmaculada Concepción.

Francisco se ha limitado a pronunciar una oración compuesta para este día, que ha incluido una larga petición por «todas las mujeres que han sufrido la violencia y las que todavía son víctimas de ella, en esta ciudad, en Italia y en todas las partes del mundo». «Tú las conoces una a una, conoces sus rostros», ha continuado el Papa. «Ayúdanos a hacer un camino de educación y purificación, reconociendo y oponiéndonos a la violencia que acecha en nuestros corazones y en nuestras mentes, y pidiendo a Dios que nos libre de ella», ha añadido.

Cuando el año pasado rezó en este mismo lugar, se conmovió y se le quebró la voz al mencionar la guerra en el mundo. No podía imaginar que doce meses más tarde la situación sería aún peor. «Con el corazón dividido entre la esperanza y la angustia», según ha reconocido, el Papa se ha referido genéricamente este viernes a «los pueblos oprimidos por la injusticia y la pobreza, probados por la guerra», y después ha mencionado «al atormentado pueblo ucraniano, al pueblo palestino y al pueblo israelí, sumidos de nuevo en la espiral de la violencia».

También ha recordado a las «madres que lloran a sus hijos asesinados por la guerra y el terrorismo; a las madres que ven a sus hijos partir en viajes de desesperada esperanza», en referencia a la crisis migratoria; «a las que intentan desatarlos de las ataduras de la adicción, y a las que velan por sus hijos en una larga y dura enfermedad».

Retoma el ángelus desde la ventana

Ya por la mañana había rezado públicamente el ángelus con total normalidad de nuevo asomado a la ventana del Palacio Apostólico. La única diferencia respecto a las pasadas semanas es que el Papa ha salido también con un abrigo.

«Esta tarde iré primero a Santa María la Mayor y después a la plaza de España para rezar a la Virgen», comunicó personalmente a primera hora para disipar dudas. «Pido a todos, especialmente a los fieles de Roma, que se unan espiritualmente a estos gestos de confianza con la Virgen, nuestra Madre, rezando en particular por la paz, la paz en Ucrania, la paz en Palestina e Israel, y en todas las tierras heridas por las guerras», añadió. «Pedimos por la paz, que se pacifiquen los corazones, ¡que haya paz!», clamó.

Efectivamente, el Papa también ha visitado la basílica de Santa María la Mayor. Como han hecho dos de sus predecesores, ha regalado a este templo una rosa de oro para que adorne la imagen de la Virgen María que allí se venera. Curiosamente, no hay rastro de las que regalaron Julio III en 1551 y Pablo V en 1613, probablemente expropiadas por el ejército de Napoleón a finales del siglo XVIII.

Por otro lado, visto el éxito del reciente «Encuentro Mundial de Niños» en el Vaticano, Francisco ha anunciado esta mañana que convoca una «Jornada Mundial de la Infancia», que se celebrará en Roma los días 25 y 26 de mayo. Según ha adelantado, la idea es interrogarse sobre «¿qué tipo de mundo queremos dejar a los niños?».