A las afueras de Salamanca, en el sector de Peña Alta, ya han comenzado las obras de la que en 2028 será la mayor fábrica de insectos del mundo. La infraestructura, impulsada por la biotecnológica salmantina Tebrio, se está levantando por fases, y está previsto que la primera entre en funcionamiento a finales de este mismo año.
Aunque el complejo completo no estará listo hasta dentro de tres años, los responsables de la compañía ya preparan la puesta en marcha de la actividad con la crianza y transformación del insecto protagonista del proyecto: el Tenebrio molitor, conocido popularmente como gusano de la harina.
Tras la extinción masiva del Pérmico-Triásico, hace 252 millones de años, uno de los mayores misterios es el auge de los temnospóndilos, un grupo diverso de anfibios depredadores, antiguos parientes de las ranas
Tebrio fue fundada en 2017 por Sabas de Diego y Adriana Casillas, con una idea clara: transformar la manera en que se obtienen ciertos productos básicos para alimentación animal, agricultura o incluso cosmética. Ahora, con este nuevo paso, la empresa se posiciona en el mapa internacional como referente en el aprovechamiento industrial del insecto, con un modelo basado en la economía circular, la sostenibilidad y la innovación tecnológica. Su nombre, de hecho, ya homenajea al insecto que crían.
Cuando el proyecto esté totalmente construido, contará con 90.000 metros cuadrados de instalaciones dedicadas a la producción de 100.000 toneladas anuales de productos derivados del tenebrio. Estos se utilizarán como pienso para animales, alimentos para mascotas, fertilizantes naturales e incluso componentes para la industria cosmética y textil. La previsión es que la producción tenga una fuerte orientación exportadora, sobre todo hacia el mercado europeo.
La fábrica funcionará en vertical, una técnica que permite aprovechar al máximo el espacio disponible y reducir al mínimo el consumo de agua, lo que la convierte en una alternativa mucho más eficiente que las explotaciones agropecuarias tradicionales. Además, se reutilizan todos los elementos del insecto, lo que refuerza la apuesta por un modelo productivo sin residuos y plenamente circular. Según la empresa, este sistema permite reducir de forma notable la huella hídrica y el uso de recursos naturales.
El proyecto además supondrá un revulsivo económico para la zona. Se estima que generará 150 empleos directos y hasta 1.350 indirectos, una cifra relevante para el tejido industrial salmantino. La fábrica ocupará gran parte del nuevo suelo industrial que se está urbanizando en Peña Alta, lo que consolida la zona como un polo emergente en el ámbito de la biotecnología y la agroindustria.
Alimento para el ganado
Una de las principales motivaciones de la empresa es dar respuesta a un reto global: la escasez de proteína animal para alimentar al ganado. Desde Tebrio creen que los insectos pueden ser una solución real y escalable a este problema. Apuestan por desarrollar alternativas más sostenibles y eficientes, sin perder de vista la necesidad de mantener una producción alimentaria suficiente y de calidad en un contexto marcado por el cambio climático y la presión sobre los recursos.
Pero potencial del tenebrio va más allá del alimento. Su excremento, por ejemplo, se transforma en un fertilizante con propiedades muy valoradas tanto en la agricultura ecológica como en la tradicional. Este abono permite reducir el uso de químicos, mejorar la salud del suelo y aumentar la productividad de los cultivos.