El Gobierno ignora la exigencia de Trump de disparar el gasto en defensa

Tanto Pedro Sánchez como la ministra de Defensa, Margarita Robles, han reivindicado estos días el compromiso de España con sus aliados internacionales y el esfuerzo que hacen las Fuerzas Armadas en las misiones en el exterior. Actualmente, unos 3.800 militares españoles participan en operaciones internacionales, de los que aproximadamente un tercio lo hacen en el este de la Alianza Atlántica en alguna de sus misiones de disuasión a Rusia.

«Nadie debe olvidar que España es un aliado fiable que lleva más de 40 años en el Tratado del Atlántico Norte y la contribución a las misiones de paz es una de las más importantes que se están realizando», reivindicó Robles. En la misma línea, el presidente del Gobierno subrayó que España está «comprometida» con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB en el gasto de defensa antes de que acabe la década. Ninguna alusión de ningún miembro del Ejecutivo sobre un posible aumento de este compromiso.

En cualquier caso, esta nueva cifra del 5% tampoco convence a los expertos, que se preguntan si ese porcentaje es fruto de algún análisis estratégico o solo capricho del nuevo presidente estadounidense, ya famoso por sus decisiones espontáneas. «¿Por qué el 5%?, ¿hay algún interés estratégico detrás de esa cifra?», pregunta Carlos Martí, experto en seguridad y defensa. A su juicio, esa exigencia no tiene «ningún fundamento» geopolítico y solo obedece a la intención de Trump de aumentar las ventas de la industria de defensa de Estados Unidos. «Si exige a Europa gastar más, eso obliga a recurrir a la industria estadounidense. Trump tiene mentalidad de comercial», resume insistiendo en que cada país deberá hacer un análisis de sus prioridades y necesidades.

Una idea parecida comparte Gabriel Cortina, analista de seguridad y presidente de Artículo 30. «El punto de partida tiene que ser cuáles son nuestros criterios estratégicos, nuestras necesidades, amenazas, intereses y cuánto cuesta», explica sobre el objetivo que debe marcarse cada país.

Además, deja claro que Trump no tiene ninguna autoridad ni soberanía para imponer nada a otro país, más allá de ser la nación que más aporta a la OTAN y poder hacer ahí sus reivindicaciones. «España tiene que tener el presupuesto adecuado a sus intereses estratégicos. Y tiene que ser un presupuesto mantenido en el tiempo», insiste.

El presupuesto en defensa aumentó un 26% en los Presupuestos de 2022 y el compromiso del Gobierno era seguir con esta senda de incremento, aunque la prórroga de las cuentas de 2023 y la cada vez más previsible de 2024 complican estos planes del Ejecutivo. De esa última subida, el 20% estuvo dirigido a los programas de armamento, proyectos en muchos casos mil millonarios que exigen compromisos a largo plazo. «Tiene que haber una ley de estabilidad presupuestaria donde asegures el mantenimiento presupuestario y una serie de programas», explica Cortina, que cree que ese debe ser el objetivo más allá de porcentajes concretos de inversión.

Frente a esto, las asociaciones profesionales de las Fuerzas Armadas exigen que se tenga en cuenta la situación del personal en cualquier proyecto futuro de cuentas públicas. «Aumento sí, pero con especial esfuerzo a las retribuciones y las condiciones de vida del personal», apunta la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). En la misma línea, la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) denuncia que, del incremento de los últimos años, «cero euros» han ido destinados a los 120.000 efectivos que conforman las Fuerzas Armadas. «No podemos tener un Ejército mal pagado y poco motivado. De nada sirve tener los mejores vehículos y aviones si no tenemos personal», avisa.