«El Gobierno siempre tiene cuentas, nuevas o prorrogadas, y puede gobernar», sentencian fuentes del Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar. Aunque desde los diversos partidos de la coalición evitan criticar la posición discordante de su compañero, el desmarque de sus palabras supone una desautorización de facto. En cualquier caso, la repentina petición de elecciones de Pueyo antes siquiera de que se hayan presentado los PGE —y la misma semana en la que tanto María Jesús Montero (PSOE) como Yolanda Díaz (Sumar) han reiterado que se registrarán las cuentas públicas ante las Cortes Generales— escenifica el semblante de reino de taifas que está adquiriendo el Grupo Plurinacional.
Al inicio de la legislatura lo abandonó Podemos, en un movimiento previsible por su guerra no tan fría con Díaz, pero recientemente Àgueda Micó, de Compromís, abrió la caja de pandora yéndose también al Grupo Mixto al no conseguir que Sánchez fuese incluido en el listado de comparecientes de la comisión de investigación por la dana en Valencia y ver cómo Sumar, pese a los casos de corrupción que afectan al PSOE, permanecía en el Consejo de Ministros. La semana pasada, dos diputados se saltaron la disciplina de voto para posicionarse en contra de la toma en consideración de la proposición de ley de PSOE y Junts para delegar las competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña.
Los dos parlamentarios díscolos fueron Alberto Ibáñez, de la facción de Compromís que decidió seguir bajo el cobijo de Sumar, y, precisamente, Jorge Pueyo. Por segunda semana consecutiva, por tanto, CHA se desmarca del sentir general de Sumar y marca perfil propio. Fuentes de la dirección del Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, hace siete días, restaban importancia a esas dos deserciones —en el voto— porque las achacaban a que conocían de antemano, por las posiciones de PP, Vox, Podemos y UPN, que la iniciativa iba a decaer.
Pero esta semana, sin actividad parlamentaria, Pueyo ha decidido salir en rueda de prensa a nada menos que abogar por la convocatoria de elecciones generales si no hay presupuestos. Una postura que mantiene la oposición frente al discurso del Ejecutivo, que le resta importancia y subraya que las actuales cuentas, prorrogadas, son suyas —en realidad, de la anterior legislatura y aprobadas por la coalición de PSOE y Unidas Podemos—.
«Si el presidente del Gobierno no es capaz de aprobar presupuestos generales, debe convocar elecciones, igual que el señor Azcón en Aragón», ha defendido Pueyo esta mañana en la sala de prensa del Congreso. «Nosotras estamos enfocadas en que se presenten los presupuestos. El después son futuribles», contestan a este diario fuentes del Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar, que dicen que lo primero es «presentar los presupuestos e intentar sacarlos adelante».
«No causar alarma»
Ibáñez, el otro diputado que votó en contra la semana pasada de la delegación de competencias de inmigración a Cataluña, ha rechazado públicamente la posición de su compañero de bancada: «Estaría bien no causar alarma». «Sin ellos —los presupuestos— se puede gobernar. Se gobierna de manera menos fina, menos garantista, no es positivo, pero también creo que estaría bien no causar alarma», ha incidido el parlamentario de Compromís.
Desde Más Madrid, Tesh Sidi se ha limitado a subrayar la importancia de que los presupuestos se lleven a la Cámara Baja, como mandata la Constitución, pero ha dicho que más importante que aprobar unos nuevos es que se ejecuten los actuales «de manera eficiente». El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, cuyo partido se integra en Sumar, dijo hace unos días que el Gobierno debe presentar el proyecto de ley presupuestario, pero desde la formación también cierran la puerta, en conversación con este periódico, a solicitar un adelanto electoral: «Debe haberlas cuando toca». Esto es, en 2027.