El frenesí diplomático por contener la respuesta israelí al ataque de Irán del pasado sábado se ha materializado este miércoles en la visita al país de los ministros de Exteriores de dos de sus principales valedores mundiales: Alemania y el Reino Unido, país que le ayudó a interceptar los drones y misiles lanzados por Teherán. Annalena Baerbock y David Cameron se han reunido por separado con el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y con el presidente, Isaac Herzog. “Tienen todo tipo de sugerencias y consejos, y lo agradezco. Pero quiero aclarar que nosotros mismos tomaremos las decisiones y el Estado de Israel hará todo lo que resulte necesario para defenderse”, ha dicho Netanyahu al Consejo de Ministros, tras los encuentros. Cameron ha admitido tras entrevistarse con el presidente Herzog que “está claro que los israelíes han tomado la decisión de actuar” y ha manifestado su esperanza de que lo hagan “de una forma que escale [la tensión] lo menos posible”. Es justo la cuestión que inquieta a la comunidad internacional.
En el juego de amenazas cruzadas, el jefe del Estado Mayor de Irán, Abdolrahim Mousavi, ha aprovechado la exhibición de misiles balísticos y drones en un desfile militar en el norte del país para advertir de este acto muestra “solo una pequeña parte” de las capacidades armamentísticas del país. “Estamos preparados para combatir posibles actos malvados. Toda agresión contra los intereses de Irán recibirá una respuesta fuerte de la que se arrepentirán. Responderemos con armas más letales”, señaló, según la agencia oficial del país, Irna.
La mención a los “intereses de Irán”, y no al territorio, apunta a la posibilidad de responder también si el ataque israelí no se dirige contra su país, sino contra milicias aliadas en la región. En las sucesivas reuniones que ha mantenido en los últimos días, en medio de llamamientos internacionales a la contención para evitar que la escalada alcance un punto de difícil marcha atrás, el gabinete de guerra ha valorado bombardear instalaciones con un esfuerzo por no causar muertos, según la prensa local.
Este miércoles, en Jerusalén, Baerbock ha tratado de calmar las aguas al pedir “moderación inteligente” y presentarla como una muestra de fortaleza. “La región no debe deslizarse a una situación totalmente incierta. Todos deben actuar con calma”, ha declarado. Ya antes había insistido en que una escalada en Oriente Próximo “no beneficiaría a nadie: ni a la seguridad de Israel, ni a las muchas decenas de rehenes aún en manos de Hamás, ni a la población de Gaza que está sufriendo, ni a muchas personas en Irán que sufren el régimen bajo el que se encuentran, ni los terceros países en la región que simplemente quieren vivir en paz”.
Una población dividida
A diferencia del abrumador apoyo a la invasión de Gaza y el uso desproporcionado de la fuerza que ha dejado más de 34.000 muertos y destrucción generalizada, la respuesta militar a Irán divide más a los israelíes, como muestra un sondeo difundido este lunes por la Universidad Hebrea de Jerusalén y que da voz a los distintos grupos sociales. Un 52% de los consultados considera que su país no debería responder al inédito ataque del sábado. Fue el primero lanzado directamente por Irán contra territorio israelí, pero también medido y anunciado para “restaurar la disuasión” sin desencadenar de inmediato una guerra regional. Un 48% opina lo contrario. Un 28% apoya una represalia incluso si generase un conflicto abierto.
Teherán concibió el ataque más como demostración de músculo que como andanada letal, pero lanzó más de 300 drones y misiles y la mayoría fueron interceptados por aliados de Israel. Principalmente, por Estados Unidos, pero también por el Reino Unido y por Jordania, vecino árabe con el que las relaciones atraviesan un delicado momento por la guerra de Gaza. Conscientes de ello, un 74% de los israelíes rechazan devolver el golpe a Irán si dañase su alianza de seguridad con sus aliados, según el sondeo.
Mientras decide cómo responde militarmente, Israel trata de arañar más sanciones contra la República Islámica. “Queremos ver sanciones coordinadas contra Irán”, ha dicho Cameron durante su visita, en apoyo a la idea que parece ganar cuerpo: la compensación a Israel por contener su respuesta tiene forma de castigos diplomáticos a su archienemigo. Su ministro de Exteriores, Israel Katz, empuja para que la Unión Europea declare organización terrorista a la Guardia Revolucionaria de Irán. El ejército israelí asesinó a siete integrantes de esta suerte de ejército paralelo, entre ellos tres altos mandos, en un bombardeo contra un edificio consular en Damasco. Fue, para Teherán, el cruce de una línea roja y generó su represalia.
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