En una entrevista publicada este sábado por el Diario de Burgos, María Amparo, que el viernes mantuvo un encuentro con el arzobispo de Burgos, Mario Iceta al que explicó lo sucedido, explica las razones que la llevaron a abandonar la comunidad de Belorado y trasladarse a la de Castil de Lences, también en la provincia de Burgos, donde se encuentra actualmente. Así, narra como el domingo el «el señor Pablo de Rojasse presenta diciendo que es obispo de no sé qué y dice que 'desde ahora, yo soy el superior, el que manda en la comunidad, y ustedes están bajo mi jurisdicción'«.
Cuenta como ante esa afirmación se levantó y «le rebatí bastante. El Señor me puso las palabras en la boca, lo que tenía que decir». «Estamos bajo la jurisdicción de D. Mario. Él es el sucesor de los apóstoles para la Archidiócesis de Burgos«, le respondió la monja clarisa a lo que Pablo de Rojas le advirtió de que »eso no vale para nada, no existe« y añadió »más burradas contra la Iglesia«. »Yo por nada del mundo salgo de mi Madre la Iglesia y por nada del mundo dejo mi obediencia al sucesor de San Pedro, que en este momento es el papa Francisco«, mantiene sor María Amparo.
Recuerda, además, cómo Pablo de Rojas estuvo intentando convencerla de sus postulados pero ella se mantuvo firme y lamenta que la decisión anunciada por la abadesa de Belorado, sor Isabel de la Trinidad, «se tomó sin haber tenido una reunión del capítulo, algo que no es lícito y me dijo que era una decisión que estaba tomada desde hacía mucho tiempo y que todas estaban de acuerdo». Pero , según esta hermana, »ni sor Pilar ni yo no sabíamos nada, y las mayores tampoco pero me respondió que, con que hubiera una mayoría era suficiente. Al final, me dijo que, si yo no aceptaba estar bajo su jurisdicción, tendría que marcharme«, cosa que hizo porque »he estado tres días sin misa y sin nada, y decidí que así no se podía estar. Fue una decisión firme: tenía que salir. Sobre todo, para no pertenecer a esta secta, por nada del mundo. En ese ambiente ya no se podía estar«.
También denuncia haber sufrido «una vigilancia total para que no pudiera hablar con las hermanas mayores. No me han dejado despedirme de ellas. Igual ni saben que ya no estoy allí» y reconoce que no sabe si todas están de acuerdo con la decisión tomada «porque no manifestaban nada. Parece que para ellas es normal, que están contentas… pero no he podido hablar con ellas de este tema».
Del falso obispo Pablo de Rojas recuerda que lo vio por primera vez el domingo día 12 en el locutorio. «Hace unos años lo vi en una revista, y me pareció, con perdón, un 'fantoche', como dijimos muchas, al ver aquello. En ese momento nadie creía en esto. Esto se ha fraguado poco a poco. Ellas sabrán«, concluye.