Dos pájaras de un tiro
La publicación por entregas de las confidencias que en tiempos mejores compartieron Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, del mismo subgénero que las grabaciones en las que Florentino Pérez –«tolili», «anormal», «imbécil», «hijo de puta», «zoquete»– pasaba revista a su plantilla, ha cogido a TVE en su mejor momento para sacarle partido, con un 'Sálvame' que precisamente ha forjado su marca y su leyenda a partir de la exégesis televisiva de cualquier privacidad y la revelación de toda intimidad de medio pelo, trapos sucios últimamente colgados en las redes o tendidos en la guita y el cable de WhatsApp. Nadie más indicado y experimentado que Belén Esteban, Lydia Lozano o Kiko Matamoros para sacarle la pringue a todo este pajareo, fiesta del pijama en la que ya solo falta una mención al ministro a la que la fiscal Delgado llamaba maricón.
Pues resulta que nada. Ni una palabra. Televisión España se gasta un dineral en fichar a los mayores expertos en filtraciones salseras y estos se hacen los suecos en un ejercicio de abstracción que roza la malversación. La dejación de funciones es absoluta, tanto que tras la queja formal del Consejo de Informativos de TVE –hermandad de los Viernes Negros, orden de las Sanchistas Perrascalzas, siempre atenta a cualquier distorsión del servicio público; no se les escapa una– un nutrido grupo de viejas glorias de la cadena ha firmado un manifiesto para quejarse de la desatención que los tertulianos de 'Sálvame' prestan a los comadreos de Sánchez y Ábalos. Eso es tirar el dinero.
Fichar a Belén Esteban en esta hora de España tiene para TVE un precio que solo puede determinar un mercado ya intervenido, y una rentabilidad pública que depende de su adecuación al medio y al mensaje, filtrado y sin filtros. Pajaritos a violar, que dijo María Jesús, la del acordeón.