El Supremo de Estados Unidos da luz verde a la ejecución con nitrógeno de un condenado a muerte en Alabama

Y el Supremo estadounidense dijo por segunda vez que no. Este jueves, poco antes de las 19.00, hora local, el alto tribunal de Washington se reafirmó en una resolución del día anterior en la que se denegaba el aplazamiento de la ejecución de Kenneth Eugene Smith. Alabama puede seguir así esta noche con sus planes de ejecutar al preso con un novedoso método de ajusticiamiento, asfixia con nitrógeno, que estrenan con él. Smith está condenado a muerte por el asesinato por encargo de la mujer de un predicador a finales de los años ochenta. El Estado sureño está listo para ensayar una nueva forma de matar, criticada por “inhumana” por activistas contra la pena de muerte y por Naciones Unidas, con un reo al que ya habían mandado al patíbulo en 2022 para que recibiera una inyección letal. Entonces, no le encontraron la vena y no pudieron acabar con él.

Los testigos, entre ellos, cinco periodistas a los que se les permitió asistir al ajusticiamiento, los letrados del condenado y los dos hijos de la víctima, se montaron después de conocerse la decisión judicial en una furgoneta con destino al penal Holman, en la localidad de Atmore. Estaba previsto que unos funcionarios de prisiones le colocaran a Smith una máscara hermética y que después se quedara en la habitación a solas con su confesor, el reverendo Jeff Hood. Desde la estancia contigua, el alcaide activará entonces el mecanismo para que el nitrógeno puro empiece a invadir el cuerpo del ajusticiado, de 58 años, hasta desalojar el oxígeno de su organismo.

Antes Smith se despidió de su esposa y de sus familiares y pidió su última comida (chuletón, croquetas de patata y huevos, bañado con salsa de carne, encargado a la cadena de comida rápida Waffle House). Sus abogados solicitaron al Tribunal Supremo que detuviera in extremis la ejecución. La argumentación de la defensa se agarraba al proceso. En una preocupación compartida por médicos, activistas contra la pena capital y la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, se temían que la muerte fuera lenta y dolorosa, la inhalación del gas le provocara vómitos y que el reo muriera ahogado, que el gas no hiciera su trabajo y que Smith quedara en estado vegetativo, o que se produjera una fuga.

Condenado por muerte en Alabama
Manifestación el martes pasado frente al capitolio de Montgomery (Alabama) para exigir a la gobernadora Kay Ivey que pare la ejecución de Smith. En el centro, desde la izquierda, tres expresos del corredor de la muerte exonerados, Randall Padgent, Gary Drinkard y Ron Wright.Mickey Welsh (AP)

También objetaban una cuestión de plazos: “Smith fue seleccionado para ejecución a pesar de haber podido agotar completamente las reclamaciones planteadas en un procedimiento separado que surgió del intento fallido [de 2022]”, dice el escrito presentado ante el Supremo. “Y el Estado sigue adelante a pesar de la creciente evidencia de los crecientes síntomas del trastorno de estrés postraumático, que crean un riesgo sustancial de que vomite durante la ejecución y se asfixie, causándole dolor y sufrimiento prolongados”.

“Un clavo ardiendo”

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La oficina del fiscal general de Alabama desdeñó esas aspiraciones diciendo que Smith estaba “aferrándose a un clavo ardiendo”. “El tribunal de distrito determinó (dos veces) que el temor de Smith era ‘especulativo’, ‘teórico’ e ‘improbable’”, decía la respuesta. Y el Circuito 11 estuvo de acuerdo en que ‘no hay evidencia de que Smith pueda vomitar en el momento en que se introduce nitrógeno en la máscara”.

El protocolo aprobado por Alabama prometía que “tras la introducción del gas nitrógeno [en el organismo del reo], se le administrará durante 15 minutos o durante los cinco minutos que pasen desde que el electrocardiograma dé una línea plana. Lo que suceda antes”.

Smith, de 58 años, fue declarado culpable de participar en 1989 junto a otro hombre, llamado John Forrest Parker, en el asesinato por encargo de Elizabeth Sennett. La acuchillaron y mataron a golpes con el atizador de una chimenea a cambio de un pago de 1.000 dólares prometido a cada uno de ellos por el marido de la víctima, un pastor adúltero que después llamó a la policía y trató de hacer pasar la trama por un allanamiento con violencia de la casa familiar. Cuando este se vio acorralado, se suicidó antes de ser acusado. Alabama mató a Parker con una inyección letal en junio de 2010. Un tercer implicado en el asesinato, Billy Gray Williams, que fue quien recibió el encargo del marido y lio a los otros dos, fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, y murió en la cárcel en 2020.

El recurso a la hipoxia de nitrógeno se debe a los problemas que ha venido dando en los últimos años la inyección letal, método que se introdujo en 1982 en Texas y que en estos 42 años se ha empleado para matar a 1.377 condenados.

La búsqueda de alternativas se ha intensificado en los últimos tiempos, en vista de que las empresas farmacéuticas se han venido negando por una cuestión de imagen corporativa a vender a los Estados esos fármacos, cuyas existencias ya han caducado. Además, en 2011, la Unión Europea prohibió la exportación de esas drogas a Estados Unidos. Ese es uno de los motivos que hicieron que solo cinco Estados ejecutaran en 2023 la pena capital. Smith fue el tercer preso consecutivo al que lo mandaban a morir en Alabama para devolverlo después a su celda ante la impotencia de encontrarle la vena.

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