Todo lo que se ha podido comprar un español con el Gordo de la Lotería de Navidad desde 1814

En esta coyuntura de crisis se celebró en Cádiz el primer sorteo navideño, el 18 de diciembre de aquel año, a través de papeletas con números impresos. El primer premio Gordo, dotado de 8.000 pesos fuertes, que al cambio era 64.000 reales por todo el número, se lo llevó un españolito de a pie tras gastarse solo 40 en el número 03604. Era el primer afortunado de la Lotería de Navidad, tras cuatro años de penurias y combates, y poco después de la importante victoria en Arapiles y la salida definitiva de los franceses de Andalucía.

Eso significa que no todo el mundo tenía el dinero suficiente como para participar. Primero había que comer. Para que se hagan una idea, en aquella época un campesino ganaba al día por su trabajo alrededor de 5 reales diarios y el pan era un lujo al alcance de muy pocos, como consecuencia del desabastecimiento de trigo. Un kilo valía nada menos que 20 reales. Pero si te tocaba el Gordo, podía acceder a una vivienda de 150 metros en Madrid, cuyo coste entonces era de unos 27.000 reales.

Desde entonces, nunca han faltado los españoles a su cita con la suerte, en los que la compra de décimos ha ido en aumento poco a poco. En 1832 ya se emitían 12.000 números y, en 1850, se introdujeron los bombos metálicos. En esta época el premio mayor había ascendido hasta los 300.000 reales, una cantidad estratosférica, si tenemos en cuenta que un salario anual de un obrero medio rondaba los 2.000, según el historiador Manuel Tuñón de Lara. Pero entonces, en 1868, la Reina Isabel II fue destronada, España sufrió una gran crisis económica y el ministro Laureano Figuerola implantó la peseta.

Sorteo de Navidad

En 1881 se aprobó la ley sobre 'Construcción de Barriadas Obreras' que autorizaba al Estado y a los ayuntamientos a ceder terrenos gratuitos a los constructores para que edificaran barrios de no más de 100 viviendas, ni más de dos pisos, ni que valieran más de 2.000 pesetas o 30 de alquiler. Eso significaba que con el Gordo podían acceder a una de estas viviendas de protección oficial. Sin embargo, no todo eran buenas noticias en lo que a la Lotería de Navidad se refiere.

«Me parece que con eso les hacen un beneficio, porque la alegría de los premios dura hasta que se cobran. Y si no les pagan, alargarán su alegría»

'Blanco y Negro'

Seis meses después de la fundación de 'Blanco y Negro', en 1891, encontramos esta primera referencia: «Hay en Barcelona sujetos que habiendo obtenido un premio en la lotería de Navidad del año pasado, aún no han cobrado. Me parece que con eso les hacen un beneficio, porque la alegría de los premios dura hasta que se cobran. Y si no les pagan, alargarán su alegría». Cuando se publicó esta reseña, todavía no se llamaba oficialmente 'Sorteo de Navidad'. El título lo recibió al año siguiente y no se imprimió en el décimo hasta 1897, sustituyendo la leyenda 'Prósperos de Premios'.

Con la llegada del siglo XX, la Lotería de Navidad se convirtió en la tradición que hoy mueve a la mayoría de los españoles. En 1905, el décimo costaba 100 pesetas, mientras que el premio Gordo se elevaba a seis millones el billete. Sin embargo, los salarios no han subido igual que el coste de la vida y el coste de las participaciones, pues un trabajador ganaba de media algo más de 1.200 pesetas al año. Las mujeres, 900. El Gordo por décimo eran 600.000 pesetas (3.600 euros actuales), es decir, el equivalente al salario anual de 500 hombres. Si vivías en el campo, donde los salarios descienden a una media de 500 pesetas anuales, el impacto era mayor.

Eso quiere decir que con el Gordo podías comprarte un buen puñado de vehículos como, por ejemplo, el primero que fabricó la marca Hispano-Suiza, de 10 CV, que valía 14.000 pesetas. O, mejor aún, podía adquirir la empresa entera, que contaba entonces con un capital de medio millón.

El sorteo de la Lotería de Navidad durante la Primera Guerra Mundial

Desde su fundación en 1903, ABC publicó las historias de los afortunados. Por ejemplo, la del señor Herce, quien había adquirido el Gordo en 1918 después de que su mujer le escribiera en agosto recordándole que buscase el número 5.605: «La idea nació de una combinación hecha con plantas de habas sembradas por dicha señora, las cuales dieron por resultado una pepita en cuyo interior se leía el número 5.605», contaba la noticia. Pero la Primera Guerra Mundial produjo una gran inflación, hundió el poder adquisitivo un 21% y disparó los precios.

El décimo se compraba por 100 pesetas y el Gordo se llevaba 12 millones de pesetas, 1,2 millones el décimo, en una época en la que un obrero cobraba de media 2.300 pesetas anuales. Debido a la Ley de las Casa Baratas de 1911, que fue el primer intento serio de intervención pública para aliviar las enormes carencias habitacionales de las clases populares, los trabajadores comenzaron a pensar en comprase un piso, en vez de alquilarlo. Fue en el periodo del trienio reformista de José Canalejas y se ocupó tanto de construir nuevas como de arreglar y sanear las antiguas, siempre y cuando se cumplieran una serie de requisitos. Los beneficiarios no podían tener más de 3.000 pesetas de ingresos en 1912, que luego ascendieron a 4.000, en 1919, y a 5.000, en 1921.

Fueron años de inestabilidad en los que el español fue siempre fiel la lotería: durante la República equivalía al 1% del PIB, y el sorteo de Navidad subió la apuesta: 15 millones al primer premio, con vigésimos a 100 pesetas, diez veces más que el sueldo medio diario del obrero. Es decir, unas 3.650 pesetas, por que esta participación equivalía a la suma de los salarios anuales de 206 trabajadores.

La Lotería de Navidad durante la Guerra Civil

Ni tan siquiera la Guerra Civil suspendió la celebración del sorteo de Navidad. Sufrió, eso sí, la misma «suerte» que el resto de los españoles, quedando dividida en una Lotería republicana y otra nacional, como anunciaban cada una de las dos ediciones de ABC en Madrid y Sevilla. Las bombas no pudieron detener la ilusión del Gordo, en unos años en los cuales la venta de décimos supuso un 1,1% del PIB, es decir, un 3% de los ingresos del Estado. El Gordo se llevaba, respectivamente, tres y cuatro millones de pesetas, pero el PIB por habitante se había hundido un 80% y no se volvería a los niveles de consumo de 1929 hasta entrado el año 1957.

Los inicios de los reintegros

El reintegro se introdujo en 1941 y el sorteo se televisó, por primera vez, en 1957. Los billetes de 1.000 pesetas comenzaron a circular también en esa época y se comenzaron a ver los primeros Seat 600, que tenían un coste en el mercado de 65.000 pesetas. Muchos de ellos te podías comprar si te tocaba el Gordo en esos años, que recibía 7.500.000 pesetas por décimo, el equivalente al sueldo anual de 124 trabajadores. En 1967, un piso de tres habitaciones en Madrid, en Avenida de América, costaba 340.000 pesetas. Uno de cuatro en el barrio de El Viso, entre 200.000 y 350.000 pesetas. En barrios de la periferia de Madrid, como en el Barrio de la Concepción, los había desde 140.000 pesetas.

En 1978, con la llegada de la Constitución, el precio del décimo se disparó hasta las 2.000 pesetas, mientras que un sueldo mínimo legal rondaba las 216.000. El 600 había dado paso al Citroën 2CV y el Renault 4, que valían 234.000 pesetas; y un piso de 100 metros valía unas 330.110 pesetas. Hablamos de una época en la que el Gordo se llevaba 200 millones de pesetas al décimo.

Desde la adopción del euro en 2002, el premio Gordo quedó fijado en 400.000 euros por décimo. Aunque es una cifra significativa, el aumento del coste de vida y de la vivienda ha reducido su valor real. Actualmente, con 400.000 euros se pueden comprar una o dos viviendas medianas en ciudades pequeñas, pero en grandes urbes como Madrid o Barcelona no alcanza para propiedades céntricas. Además, adquirir vehículos es más difícil que antes.

La inflación y los impuestos han sido clave en esta pérdida de poder adquisitivo. Desde 2011, el premio ha perdido casi un 25 % de su valor real debido al aumento de los precios. Además, desde 2013, los premios superiores a 40.000 euros están sujetos a una retención del 20%, lo que reduce el Gordo en 72.000 euros, dejando al ganador con un total neto de 328.000 euros. Esto limita aún más la capacidad de compra.