Ir a tomar el sol y salir con novio (o con rollete): estas son las playas españolas donde más y mejor se liga

Igual que durante el año la oficina o los espacios de trabajo pueden ser uno de los lugares que más habitemos, la playa durante el verano se convierte en uno de los personajes principales de nuestra vida diaria. Por eso no es de extrañar que exista un ranking de los litorales españoles donde más se liga en período estival.

Porque sí, este deporte de riesgo se sigue practicando más allá de las aplicaciones móviles de dating y se reparte por toda la geografía española. La lista, elaborada por Meetic, es liderada por la playa de Sitges en Barcelona, seguida de la de Maspalomas en Gran Canaria y San Juan en Alicante. En la misma, encontramos algunas sorpresas como Zarautz -en el norte también tienen días de sol- , y otras míticas como La Malagueta en Málaga, el Palmar en Conil de la Frontera o Valdevaqueros en Tarifa. ¿Es cierto que se liga más en unas playas que otras o realmente nos da igual donde estemos y depende más de nosotros?

No es solo un estudio: se confirma la evidencia

Para empezar, es difícil que en estas dos últimas playas del ranking encontremos a alguien que no haya vivido algún amor de verano como Sandy y Dany en Grease. Al menos, durante lo que dura las horas de exposición al sol... o a la luna, como le pasó a Marieta (34): "Yo iba mucho a un chiringuito de Conil que tenía tanto fiesta de tardeo como de noche. Con cuatro mojitos ya íbamos volando, así que allí conocí una tarde a un portugués de Sagres. Comenzamos a hablar con la música y los cócteles y toda la noche charla que te charla. Yo siempre impresionada por cualquier extranjero, claro. Cuando nos cerraron el chiringuito, bajamos a la playa a ver las estrellas hasta que el furor y la emoción nos pudo y terminamos haciendo la croqueta en la arena. Llegué a mi casa con media playa encima pero mereció la pena".

De arena también se coronó Cristina (38), que celebró la noche de las hogueras de San Juan en el mejor sitio posible de la lista, como es la playa de San Juan de Alicante: "Llevaba una semana hablando con un chico que me habían presentado en otra fiesta. Sabía que iba a estar en esa playa aquella noche como todo el mundo, y cuando quedaban apenas unos minutos para que saltaran las hogueras a las doce, nos encontramos. No sé si fueron las ganas, el fuego o la propia playa, pero ninguno de los dos llegó a saltar. Terminamos en uno de los puestos de mando de los socorristas hasta la madrugada".

El espacio y los turistas sí tienen que ver

Parece una tontería, pero al parecer no lo es: sí hay diferencia entre estar en la playa de Sitges o la de Maspalomas. Son miles los turistas que reciben cada verano, la primera, principalmente con procedencia de Francia, Reino Unido y Alemania. En Maspalomas coinciden algunas procedencias, aunque en distinto orden, siendo Reino Unido el primes país emisor de turistas, seguido de Alemania, Francia e Italia. Así que el ganador es, en cualquier caso, el país británico, que también destaca en la playa de San Juan en Alicante.

Precisamente con un turista británico tuvo una mala experiencia Adolfo (40), que viene a confirmar la excepción que confirma la regla en Sitges: "Era mucho más joven que ahora, viajé con dos amigas y en esa playa había muchos hombres en el horizonte. Fíjate si había que fui a dar con el hetero de turno. Pero hetero de verdad, tanto que se me cayó la cara de vergüenza cuando me dijo que no era su tipo porque le gustaban las chicas. Fenomenal todo, me tuve que ir andando como un cangrejo".

Las playas siempre han sido escenarios de pasión y romanticismo en películas, literatura e incluso historias ajenas, por lo que vivir un amor de playa se convierte en una fantasía ¿fácil? de cumplir. La isla de Fuerteventura también se encuentra en la lista de Meetic, donde alemanes y británicos coinciden con los aledaños de la isla.

Allí, María, que acababa de dejar un trabajo de muchos años a sus 45, también vivió su propia peli de Netflix: "Nos fuimos un verano de viaje cuatro amigos y una amiga del antiguo curro. Terminamos una noche en una fiesta techno y al llegar a casa, los chicos se fueron a dormir y mi compañera y yo seguimos bebiendo. La discoteca estaba en una zona portuaria, por lo que terminamos quedándonos en ropa interior y metiéndonos en el puerto. El ambiente era así como picante, aunque no terminaba de pasar nada. Al llegar a casa para ducharnos, acabamos metiéndonos juntas. Realmente no llegamos a nada, nos fuimos a dormir, pero a mi se me quedó grabadísimo".

El verano es para el amor... y la pasión

El calor, la piel llena de sal y de arena, la relajación de no tener más preocupación en el horizonte que secarse antes de meterse en el coche o de volver al apartamento... No es una novedad que la época estival sea en la que tengamos mayor apertura a la hora de fijarnos en otras personas. El chiringuito, el cóctel, llevar menos ropa... todo influye a la hora de flirtear, incluso cuando no lo estamos buscando, tal y como nos confirma Susana Ivorra, psicóloga experta en Terapia de pareja y Sexología: "En verano modificamos nuestras rutinas del resto del año, puede que incluso estemos en otro lugar del habitual. Sabemos que los cambios en el contexto cambian también nuestra mirada hacia lo que ocurre, por lo que es más fácil dejarse llevar o estar receptivo en esta época.

Aun así, no siempre es idílico, por mucho que el paisaje sí nos acompañe. Raquel (32) aún se ríe de aquel David de Miguel Ángel con el que estuvo el verano pasado en una playa de Fuerteventura: "Fuimos a un restaurante unas amigas y yo donde había un camarero guapísimo. Prometo que era el mismísimo David de Miguel Ángel, así que no me podía ir sin darle mi teléfono. Lo apunté en un papel de liar con un perfilador de labios y una amiga se lo dio por mí. Me escribió y me dijo de quedar, pero yo me rajé porque me apetecía estar a mi bola. Un par de noches después, salimos a celebrar mi cumpleaños y acabamos en el chiringuito de la playa y allí que nos lo volvimos a encontrar. Estuvimos toda la noche bailando y acabé yéndome a su casa, si es que se puede llamar así. Resultó ser un trastero/habitación que realmente era el picadero, así que fue un desastre. Por la mañana escribí a mis amigas para que me recogieran y tuvimos que pasar a por otra amiga que también ligó en la misma playa. Entre risas, terminamos bautizando el camino como 'la ruta postcoital'".

Y es que como en cualquier deporte, una vez entramos en el juego conociendo las normas, nos puede salir bien o regular. La visita a estas playas parece que no nos garantiza lo primero.