Kamala Harris o cómo un pantalón y unas zapatillas Converse la han ayudado a acariciar la Casa Blanca y romper el mayor techo de cristal

Ayer finalizó la Convención del Partido Demócrata, que se celebró en Chicago, con la nominación de la actual vicepresidenta del país, Kamala Harris, para disputar al republicano Donald Trump el asiento en el Despacho Oval, probablemente el puesto político más importante del mundo.

Si Kamala Harris lograra convertirse en la nueva inquilina de la Casa Blanca, habría roto "el techo de cristal más grueso y más grande que existe", en palabras de Ashley Allison, ex asesora de campaña de Joe Biden y directora ejecutiva de la compñaía multimedia Watering Hole Media. Y lo habría hecho subida a unas zapatillas Converse.

Un uniforme de años

Tanto en su mandato como vicepresidenta de Estados Unidos como en sus días de campaña, Harris no ha mudado un ápice su vestuario: traje de pantalón siempre de colores neutros, camisa blanca o negra, a veces un collar de perlas y, en los pies, las susodichas sneakers o zapatos de salón de tacón medio.

Este podría parecer un uniforme cómodo para los extenuantes días de campaña, una elección a la que no darle vueltas cada mañana, incluso un 'me pongo lo primero que pillo en el armario'. Lejos de eso, es "un asunto clave y está muy estudiado", asegura Iñaki Ortega, experto en Liderazgo y director general de LLYC en Madrid.

"Kamala Harris viste como necesita que lo haga el Partido Demócrata, como se espera, de forma sobria", continúa Ortega, "lo que no busca es parecer una señora de California ni de la élite, algo que le costó muy caro a Hillary Clinton. Su vestuario está en línea con su estrategia política, la ropa es otro código más. Y las Converse son el toque demócrata".

Marca Kamala Harris

Una marca personal "brutal" en palabras de Marina Fernández, directora de Comunicación y RRII en la Escuela Internacional de Protocolo, que consigue gracias a esa mezcla: "El pantalón masculino que da la imagen de mujer dura en la que se puede confiar y que tiene credibilidad política; pero a la vez es una mujer que se pone un collar de perlas, se maquilla y se arregla el pelo. Y las Converse son la guinda del pastel, el elemento diferenciador que habla al público más joven".

Un asistente a la Convención demócrata de Chicago con unas Converse customizadas para la ocasión, con las iniciales de Kamala Harris en cristales.
Un asistente a la Convención demócrata de Chicago con unas Converse customizadas para la ocasión, con las iniciales de Kamala Harris en cristales.GETTY

En el mismo sentido se pronuncia Roberto Sánchez, asesor de imagen personal y profesional: "El traje de pantalón, las perlas y las zapatillas Converse se han convertido en un sello distintivo del estilo de Kamala Harris, transmitiendo un mensaje claro de profesionalismo y autoridad. Al combinar estos elementos con las zapatillas, añade un toque de cercanía y accesibilidad, lo que la conecta más fácilmente con el público. Ha logrado crear un estilo propio y distintivo, lo que es un gran logro en términos de imagen profesional".

De Angela Merkel a Kamala Harris

Una imagen tan clara y diferente a todas las demás que envía un mensaje definitivo: ella es la presidenta de Estados Unidos. ¿Por qué? "Porque una presidenta de Estados Unidos sería como ella", resume Ortega, quien vuelve la vista atrás para recordar a la ex canciller alemana Angela Merkel y su sempiterno dúo de pantalón negro y americana de color (las tenía de todos los tonos presentes en el Pantone).

"Kamala Harris es la Merkel americana", señala el experto, "se hizo fuerte con un outfit y así se convirtió en la madre de Alemania, en una persona confiable. Kamala busca ser la madre de América, no llamar la atención para bien ni para mal"·

El poder de la imagen

Y, alejándonos todavía más en el tiempo, Marina Fernández recuerda otra campaña de Estados Unidos, la que enfrentaba en 1960 a Richard Nixon y J.F. Kennedy. Se produjo un debate televisado entre ambos candidatos, el primero de la historia, que se saldó con un triunfo arrollador del segundo. "Nixon aparecía avejentado, cansado y sudando constantemente, mientras que Kennedy se había maquillado un poquito para parecer más moreno y que destacaran sus dientes blancos. Al público americano le encantó y fue el inicio de la construcción de la marca personal en la presidencia de Estados Unidos".

la vicepresidenta Harris con su uniforme habitual.
la vicepresidenta Harris con su uniforme habitual.GETTY

"Una marca que todos los políticos del mundo, sean del signo que sean, hombre o mujer, de un país o de otro, utilizan para reforzar el mensaje que lanzan", añade Fernández.

Camino a la victoria

El desafío de aquí al 5 de noviembre, cuando se celebren las elecciones, es conseguir el mayor número de votantes. Y para ello igual de importantes que los anuncios de Kamala Harris sobre el aborto, los impuestos o la sanidad son su aspecto personal, su actitud y hasta la ropa y complementos que lleve. "Crear una imagen auténtica y coherente con el mensaje deseado es esencial para conectar con los votantes", afirma Roberto Sánchez.

Hasta el punto de que hoy en día, cuando las fotografías recorren el mundo en segundos y a golpe de clic, "la imagen profesional puede ser una herramienta poderosa para lograr una victoria política, y Kamala Harris lo ejemplifica a la perfección. Su estilo refleja tanto su profesionalismo como su cercanía y originalidad. Esta estrategia de imagen no sólo refuerza su mensaje, sino que también la distingue positivamente de sus oponentes. Una imagen auténtica y cuidadosamente construida puede ser clave para conectar eficazmente con el electorado y fortalecer una campaña".

Y Trump no se queda atrás

Pero no es ella la única que en esta contienda exhibe una marca poderosa. Su contrincante, Donald Trump, también luce una imagen estudiada al milímetro. "La construye a través de ese pelo imposible, esa piel de color naranja, esos trajes que le quedan grandes, esas corbatas extremadamente largas. Esto le sirve para lanzar el mensaje que quiere, no que es que él sea un desastre", asegura la experta en protocolo.

Donald Trump en un mitin reciente en Carolina del Norte.
Donald Trump en un mitin reciente en Carolina del Norte.GETTY

"Lo que sucede", continúa, "es que el vestuario de una mujer siempre da para más críticas, análisis o piropos". En efecto, el de Kamala Harris se ha mirado con lupa desde que Joe Biden tomó posesión como presidente, el 20 de enero de 2021, y ella se convertía en vicepresidenta. Unos actos para los que llevó ropa creada por tres diseñadores negros -lo cual es mucho decir en ese país-, Kerby Jean-Raymond de Pyer Moss, Christopher John Rogers y Sergio Hudson, a lo que hay que añadir el traje blanco de Carolina Herrera que lució la noche en la que Biden se declaró vencedor en las elecciones, y que muchos interpretaron como un homenaje a las sufragistas.

Kamala Harris y Joe Biden en la Convención demócrata.
Kamala Harris y Joe Biden en la Convención demócrata.GTRES

Y es que todo es interpretable y la polémica está servida enseguida. En la Convención demócrata recién finalizada, el primer día Kamala Harris llevó un traje de pantalón color camel firmado por Chemena Kamali para Chloé, que acompañó con camisa blanca con lazo y zapatos de Christian Louboutin. En las redes sociales no se entendió bien la elección de este color en lugar del azul demócrata o los patrióticos rojo, blanco y azul -los colores de la bandera de Estados Unidos-, aunque enseguida se pensó que era un brindis para Barack Obama, que lo utilizó para dirigirse a la nación sobre la guerra de Irak.

Más allá de un color u otro, no se prevé que Harris cambie su estilismo de aquí a unos meses. De hecho, si lo hiciera la conversación en torno ella versaría sobre este punto, dejando de lado lo que de verdad importa en unas elecciones, sus propuestas para los estadounidenses. "No se arriesgará", vaticina Ortega, "y sobre todo no llevará nunca nada que la identifique con la élite de la que proviene".