Las cinco claves del despido y la vuelta de Sam Altman a la empresa de ChatGPT>
Altman vuelve a la firma que ayudó a fundar en 2015 junto a su presidente Greg Brockman, que abandonó su cargo en la empresa el pasado viernes a modo de protesta por el despido del CEO. Los dos lo hacen reforzados y en férrea comunión con los trabajadores, que rápidamente cerraron filas con su jefe, y con los inversores, que, todo indica, comenzarán a tener un peso mucho mayor en las decisiones que, a futuro, se tomen en el seno de la compañía.
Si te has perdido en esta historia, que no sería de extrañar, aquí puedes encontrar todas las claves que han llevado a la salida y posterior vuelta de Altman a OpenAI.
¿Por qué despiden a Altman?
Cuando nació OpenAI lo hizo con la intención de desarrollar soluciones de inteligencia artificial y ponerlas a disposición de toda la sociedad. El negocio se encontraba en un segundo plano. En su carta fundacional, publicada en diciembre de 2015, la startup se definía como «una empresa de investigación», pero «sin las limitaciones de la necesidad de generar retorno financiero«.
Todo esto cambió de forma radical a finales de 2022, cuando se produjo el lanzamiento de ChatGPT y la inversión de terceros en la compañía comenzó a aumentar de forma exponencial. El objetivo ya no era solo ayudar a la humanidad, también había que hacer negocio y ofrecer cierto retorno a quienes habían apostado su dinero en la aventura.
Sin embargo, varios miembros de la junta directiva de OpenAI no estaban cómodos con el desarrollo vertiginoso de la inteligencia artificial. Consideraban que lo ideal era adoptar un enfoque algo más pausado para evitar que la tecnología acabase haciendo más mal que bien a la sociedad. Y esa fue, al final, la razón por la que se decidió despedir a Altman el pasado viernes.
¿Qué papel han jugado los inversores?
OpenAI tiene una valoración que ya ronda los 90.000 millones de dólares. Si ha alcanzado esta condición, y ha podido desarrollar soluciones como ChatGPT o el generador de imágenes DALL-E, ha sido gracias a que la firma ha sido regada con miles de millones de dólares procedentes de inversores de riesgo y de firmas como Microsoft. Nada más conocerse el despido de Altman, los inversores comenzaron a moverse, y rápido, para presionar y conseguir que ejecutivo retornase a su puesto. El fin de semana no lo consiguieron, igual porque necesitaban algo más de apoyo. Y este terminó llegando el lunes a primera hora de la mañana en Estados Unidos.
¿Y los trabajadores de OpenAI?
«OpenAI no es nada sin su gente«. Este fue el mantra repetido por los empleados de la firma de IA en redes sociales apenas unas horas antes de que se supiese que más de 700 trabajadores de la empresa -que representan más del 90% de su plantilla- habían amenazado con abandonar sus puestos si la junta no aceptaba la vuelta de Altman y, acto seguido, dimitía. Amenazaban, además, con reunirse con su exjefe en Microsoft, en donde, en teoría iba a estar capitaneando un laboratorio de inteligencia artificial de nuevo cuño.
Y no les faltaba razón, OpenAI no es nada sin su gente. Sin este movimiento de los trabajadores, que de seguro no iban a tener problemas para encontrar acomodo, ya fuese en Microsoft o en otras compañías, lo más probable es que la vuelta atrás hubiese sido imposible.
¿Altman no se iba a Microsoft?
Microsoft ha sido la empresa que más fuerte ha apostado por OpenAI y, evidentemente, también la que más dinero ha invertido en la startup. Los dos nombres están muy ligados, y la empresa madre de Windows no estaba dispuesta a perder el dinero invertido ni a descalabrarse en Wall Street el lunes en cuanto abriese la bolsa.
Satya Nadella, CEO de Microsoft, se adelantó el lunes de madrugada anunciando el fichaje de Altman y Brockman para dirigir un laboratorio de IA de nueva creación. Sin embargo, unas horas después dio varias entrevistas en las que dejó la puerta abierta a la vuelta de los ejecutivos a OpenAI. Sea como fuere, la empresa iba a ganar y se iba a quedar con el talento.
¿Qué pasa con la junta de la empresa?
La junta, evidentemente, ha sido descabezada. De los cuatro integrantes que acordaron la salida de Altman solo queda uno en su cargo, y de forma interina. Ese es Adam D'Angelo, jefe de la plataforma social Quora. A este se le han sumado en las últimas horas Bret Taylor, que fue CEO de la empresa de software Salesforce y presidente de la junta directiva de Twitter; y Larry Summers, que ostentó el cargo de secretario del Tesoro de EE.UU. durante el mandato de Bill Clinton.