La promotora de la Superliga cierra otro año en rojo y entra en causa de disolución
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Según ha podido saber ABC de fuentes congoleñas, el Ministerio de Deportes del país africano podrá utilizar el estadio del Barcelona para albergar un partido por temporada. El contrato incluiría otras ventajas, como el derecho a usar la imagen de los jugadores del Barcelona, así como obtener camisetas, entradas y asientos VIP. Estas mismas fuentes aseguran que Guim Laporta, hijo del presidente azulgrana, ha participado en las conversaciones, lo que eleva aún más el malestar entre los que cuestionan la moralidad de lucir en la camiseta a un país como el Congo, uno de los más corruptos del mundo. Este episodio recuerda las críticas de la directiva de Laporta cuando durante el mandato de Rosell se aprobó que Qatar se patrocinara en la camiseta culé. «Son unos inútiles gestionando económicamente el club y entonces suplican que traguemos con Qatar para salvar el club. O mejor, para salvarse ellos», publicaba en 2015 la actual vicepresidenta Elena Fort. En diez años se ha dado la vuelta a la tortilla.
«El Congo es uno de los países más corruptos del mundo. No es que lo diga yo, no es una opinión. Es un hecho. Mi experiencia allí, trabajando tanto con el Gobierno como en empresa privada es que la corrupción es sistémica. No es que haya corrupción, sino que el sistema siempre es corrupto», explica a ABC Pere Gallego, socio de la agencia de representación 'You First by Gersh' y experto en operaciones con deportistas congoleños, como Serge Ibaka, jugador de baloncesto nacionalizado español que ha formado parte de la selección.
La tesis de Gallego la refuerza el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, que fija al Congo en el puesto 163 de los 180 que hay. En este sentido llama la atención el acuerdo alcanzado con el Barça, que más allá de desarrollar un programa de actividades deportivas y lucir el emblema 'R.D. Congo-Coeur d'Afrique' en la parte posterior de las camisetas de entrenamiento, permitirá la disputa de un partido amistoso durante las próximas cuatro temporadas.
«Mobutu Sese Seko fue un dictador que gobernó desde 1965 hasta 1997. Un cleptómano increíble que hizo un famoso discurso en el que decía que se podía robar, pero sin pasarse… Allí robar es lo normal y más cuando hay tanta necesidad. Es una cuestión de supervivencia diaria… La estabilidad a nivel de trabajo es muy limitada, todo es muy precario y el entorno es duro. Importan el 90 por ciento de los alimentos, por lo tanto, comer es caro. El coste de la vida es alto», ilustra Pere Gallego, que advierte: «Será la primera vez en la historia que el gobierno del Congo invierta un euro en el deporte. Allí no hay ningún tipo de ayuda, ni al deporte base, ni hay infraestructuras deportivas, hasta hace poco no había pabellones de baloncesto… Desarrollar el talento deportivo allí… Todo requiere más tiempo y paciencia».
El agente ilustra con una anécdota cómo es el Congo: «Nosotros llevamos pintura para una pista de baloncesto y quedó bloqueada en la aduana meses y meses, siendo Serge Ibaka, que allí es una personalidad, el que la traía. Pero si no pagabas lo que pedían los de la aduana no salía la pintura. Le pedías ayuda al Gobierno y te respondía que tenían que comer. Les da igual el bienestar de su población. Hay una deshumanización brutal. La enfermera no tiene ningún escrúpulo en decirle a la embarazada que está muriéndose que si no le da una mordida no le da la medicina. Hay un espíritu de supervivencia que predomina en todo. No hay ningún espíritu de colaborar ni hacer algo por la comunidad porque no existe este concepto. Predomina el qué haré hoy para sobrevivir. También hay mucha violencia». Gallego mete el dedo en la llaga: «La policía es corrupta y los maestros hacen muchas huelgas porque el Gobierno no les paga… No sé de dónde ha sacado el dinero el Gobierno para hacer un patrocinio con clubes europeos cuando la gente está en pie de guerra constante».
En este sentido hay que recordar que el Congo también ha firmado acuerdos con el Mónaco y el Milan, que tampoco se cuestionan la moralidad del trato. El presidente del país africano, Félix Tshisekedi, ha recibido muchas críticas por estos convenios. Uno de los más beligerantes ha sido el político y dirigente deportivo Moise Katumbi, presidente del club de fútbol congoleño Tout Puissant Mazembe, cinco veces campeón de la Copa Africana de Naciones y participante en el Mundial de Clubes de la FIFA (2009, 2010 y 2015), que calificó la medida del gobierno como una «decisión irresponsable y moralmente inaceptable», ante la crisis humanitaria que sufre el país.
Con más de 7 millones de desplazados internos y 25 millones de personas pasando hambre, Katumbi tildó el gasto de las autoridades de «provocación». «Mientras piensan en poner el nombre congoleño en las camisetas de los equipos europeos, nuestros niños se mueren de hambre, nuestros soldados defienden el país por menos de cinco dólares al día y nuestras escuelas se están deteriorando», lamentó en la carta.
Lo que sí es cierto es el potencial de los deportistas congoleños. «La capacidad deportiva del país es brutal. Si allí tuvieran buenos formadores y el sistema funcionara bien podrían ser los dominadores del continente, pero no funciona nada, la selección se queda tirada porque no pagan el hotel, no han pagado los billetes y llegan tarde a los torneos, el entrenador se marcha porque no le pagan…», lamenta Gallego, que advierte de las trabas que se encontrará el club azulgrana: «Hacer actividades en el Congo es un reto y el Barcelona necesitará poner los mejores profesionales y tener paciencia porque hacer cosas allí es complicado».