Derrumbes y desalojos dan la razón al alcalde de un pequeño pueblo de Granada: «No podemos dejar que haya muertos, hay que actuar ya»
Pedía que se desmontara el Cerro del Castillejo, una mole de piedra, arena y arcilla situada justo encima de las casas-cueva y las viviendas del barrio del Perchel. No se atendieron sus demandas y el 21 de agosto de 2024, una tormenta obligó a desalojar a casi 50 vecinos, un porcentaje significativo de la población total de este pequeño pueblo de la comarca granadina de Guadix, que no llega a los 300 habitantes.
Es un claro caso de advertencia no atendida. Ahora, el ayuntamiento que preside Porcel piensa solicitar la declaración de zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil (antes zona catastrófica) para reparar unos daños valorados en unos 885.000 euros.
El peligro acecha desde hace ya dos décadas. Desde entonces se han realizado obras en puntos críticos pero el alcalde tiene claro que eso no es una solución definitiva, que lo único que acabará con el problema será desmontar el cerro. «Eso es más fácil, más eficaz y más barato», sostiene. Costaría en torno a medio millón de euros, según suc cálculos. Un precio bastante inferior a los 885.000 euros en los que se tasan los recientes daños.

Tras los sucesos del pasado miércoles, la Diputación Provincial de Granada se ha comprometido a ayudar y también a solicitar la colaboración de la Junta de Andalucía y del Gobierno central. Pero mientras llegan se mantiene el riesgo de nuevos desprendimientos de la ladera. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anuncia un cambio de tiempo en cuestión de pocos días.
Pero es que incluso si no llueve, hay peligro. No es inusual encontrarse con una piedra de grandes dimensiones delante de las casas. Porcel recuerda que ya avisó de todo eso a la anterior delegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro. «Le pregunté si estaba esperando a que hubiera un muerto». No los ha habido, pero se ha vuelto a tentar a la suerte.
Los residentes de las viviendas que lindan con la ladera fueron desalojados y se les ofrecieron alojamiento, aunque en un primer momento rehusaron para quedarse a pasar la noche en casas de familiares y furgonetas particulares, o en el mismo entorno, si bien fueron advertidos de que han de permanecer fuera de las cuevas hasta que los servicios técnicos terminen sus labores para su seguridad.
Los bomberos rehabilitaron toda la zona y la balizaron para que no se pudiera pasar a las viviendas y, ya a primera hora de la mañana del pasado viernes, la Diputación de Granada, con los técnicos y con los jefes coordinadores del servicio, evaluaron la zona, tras lo que se tomó la decisión de que el ayuntamiento mantuviera activo el desalojo para seguir analizando el entorno conforme a la evolución del tiempo.