Primer respiro del BCE para los hogares en dos años: recortará tipos este jueves, pero seguirán altos por mucho tiempo
Este jueves será el gran día que el mercado lleva esperando durante nueve meses, no sin curvas y vaivenes por el camino. El Banco Central Europeo (BCE) acometerá la primera bajada de tipos de interés de la nueva etapa que comenzó en el verano de 2022 y que ha conducido a las tasas que se utilizan como referencia a la hora de conceder préstamos a hogares y empresas a máximos históricos. La previsión es que el organismo presidido por Christine Lagarde rebaje 0,25 puntos porcentuales los tipos oficiales de la Eurozona, lo que los conducirá del 4,5% actual al 4,25% esperado. La tasa de depósito también se vería reducida del actual 4% al 3,75%. Y esta nimia caída del precio del dinero será también pírrica para el bolsillo de hipotecados y endeudados. Es una votación en la que no participarán Holanda, Grecia, Chipre, Croacia y Letonia siguiendo el turno rotatorio que aplica el BCE en cada una de sus reuniones.
El mercado espera que, en total, el BCE baje tipos en tres ocasiones este año, hasta el 3,75% que se prevé para diciembre; y otras cinco veces en 2025, hasta caer al 2,5%. "El BCE está estableciendo una clara distinción: las próximas decisiones consisten en moderar el ritmo, no necesariamente en iniciar un ciclo de recortes propiamente dicho", calculan los analistas de Bank of America, que será lo que se espera para el próximo año con un ritmo más acelerado y una vez que la Reserva Federal haya podido cogerle el paso. No hay que olvidar que Fráncfort se adelantará esta vez a la Fed estadounidense y será el primer banco central en bajar tipos, por delante del Banco de Inglaterra, cuya próxima reunión de política monetaria será en el mes de agosto. BofA no cree, en ningún caso, que la brecha que pueda abrir la zona euro frente a EEUU vaya a ser superior a los 50 puntos básicos, que es la que existe ahora entre el 4,5% y la horquilla del 5% al 5,25% de los estadounidenses.
El último dato que influirá en la decisión de los miembros del Consejo de Gobierno del BCE es la inflación de mayo, que se dio a conocer el pasado viernes. No fue una buena cifra. El IPC comunitario aumentó dos décimas, hasta el 2,6%, debido al tirón de los precios de los servicios (que escalaron al 4,1% desde el 3,7% de abril). Es el elemento que más preocupa desde hace meses al BCE junto con la subida de los salarios de los trabajadores, que ya parece estar bajo control, y que se compensa con una ratio de desempleo en mínimos históricos. La inflación subyacente se situó en el 2,9%, también al alza. "Pensamos que se trata de un pequeño bache en la senda desinflacionista que no es más que el inicio de un camino arduo de última milla", señala la agencia de calificación Moody's.
Ahora bien, sin visibilidad sobre lo que sucederá en julio, para AXA IM resulta "difícil argumentar por qué están tan confiados en que ahora es el momento correcto para bajar tipos sin dar una previsión de cuáles serán los siguientes recortes". Lo previsible es que el BCE repita dos de sus emblemas de este nuevo ciclo: sus decisiones se adoptan reunión a reunión y son "dependientes de los datos", lo que no impide que su objetivo siga siendo "mantener los tipos en los niveles suficientemente restrictivos hasta lograr que la inflación" vuelva a la senda deseada del 2%. Los analistas de Nomura no tienen dudas de que así será, incluso a pesar de los precios en el sector servicios. "A medida que vayan conteniéndose el BCE se sentirá cada más vez más cómodo recortando, incluso si este proceso es demasiado lento", apunta la firma nipona.
Impacto para las familias
La política monetaria de la zona euro, con menos de un cuarto de Siglo de historia, no encuentra un espejo en el que reflejarse para anticipar qué va a suceder mañana. Lo que sí se intuye es que la curva de tipos que se está dibujando ahora es casi la cara opuesta de la que se trazó durante la última crisis financiera, con tipos que subieron en dos años y medio 200 puntos básicos, del 2,25% al 4,25% y se desplomaron de octubre de 2008 en el 3,75% al 1% de mayo de 2009. Ahora parece que la subida en vertical que se vivió desde julio de 2022 a septiembre del año pasado no va a repetir velocidad en la bajada.
En el peor momento de la crisis financiera el coste de las hipotecas en España pasó del 6,07% que se pagaba en octubre de 2008 al 2,7% un año después. El tipo medio de los préstamos a empresas llegó a tocar el 5,9% para luego caer al 2,6%; y la rentabilidad de los depósitos superaba el 5% para desplomarse a niveles del 2,2%, según cifras recogidas por el BCE. Esto es casi lo que renta el dinero a plazo ahora mismo en el banco. Están en el 2,49% a cierre de marzo, casi al mismo nivel al que se encontraban en octubre del año pasado cuando Lagarde anunció la primera pausa en la escalada del precio del dinero en la Eurozona.
Ocho meses después de aquella decisión, el mercado empezó a echar el freno y eso se traduce en menores costes para empresas e hipotecados. Los préstamos al consumo se conceden hoy a niveles del 7,8%, frente al 8,2% de entonces, el de las empresas ha pasado del 5,1% al 4,9% y la tasa a la que se firman las hipotecas ha caído a mínimos de febrero de 2023, en el 3,49%, la segunda más baja de la zona euro solo superior a la de Malta. Ahora bien, nadie cree que se pueda volver a donde estábamos antes de la aparición en escena de la inflación en el año 2021. La nueva normalidad serán tipos en las proximidades del 2% y, por lo tanto, préstamos más caros.
En la nueva etapa de política monetaria, el peor momento para revisar una hipoteca fue en aquellas referenciadas al Euríbor de octubre del año pasado, cuando este índice se situó, de media, en el 4,16%. Según cálculos de iAhorro, esto supone un desembolso adicional máximo de 8.000 euros en los dos últimos años sobre una hipoteca de 300.000 euros que se revisara en octubre de 2022, primero, y luego en el mismo mes de 2023. La cuota inicial sería de 899 euros al mes, pero aumentó hasta los 1.350 euros el segundo año y en 2023 llegó a tocar los 1.600 euros al mes. En octubre de este año y con dos bajadas previstas, la de junio y la de septiembre de 0,5 puntos en total, el alivio será mucho menor. Si se espera que el Euríbor caiga en la misma proporción que los tipos, otros 0,5 puntos sobre los niveles actuales (mayo cerró en mínimos de tres meses, en el 3,68%), la cuota mensual podría descender cerca de 160 euros con un diferencial el 1% para las hipotecas a tipo variable.