Vislumbran los primeros secretos del sarcófago de plomo de Notre Dame
Los arqueólogos han podido introducir por el momento una minicámara endoscópica en su interior
La ubicación exacta de su cadáver estuvo rodeada de misterio hasta 2022, cuando los arqueólogos, tras el incendio de 2019 que destruyó gran parte de Notre Dame, encontraron dos tumbas en el crucero de la catedral.
Los científicos, que trabajaban para el Instituto Nacional de Arqueología Preventiva, identificaron rápidamente una de ellas como la de Antoine de La Porte, un clérigo que murió a principios del siglo XVIII. Pero no pudieron averiguar de inmediato quién estaba enterrado en la otra.
Utilizando métodos modernos de análisis, los investigadores empezaron a encontrar pistas sobre su posible identidad. Todas apuntaban a De Bellay. Una deformación de su hueso ilíaco les indicó que montaba mucho a caballo. De Bellay «era un jinete experto, iba de París a Roma a caballo», declaró a la prensa Eric Cubrezy, médico y arqueólogo.
Además, una incisión hecha con una sierra en el cráneo del cadáver, así como un esternón roto, sugerían que el cuerpo había sido sometido a una autopsia antes de ser embalsamado, al igual que De Bellay.
La última pista, y la más reveladora, eran los rastros de una rara enfermedad, una tuberculosis ósea que desembocó en una meningitis crónica, coherente con el historial médico del poeta.
El diario francés 'Le Monde', que calificó el misterio en torno al cadáver desaparecido de «caso sin resolver», afirmó que el último hallazgo era el «resultado más espectacular» de las excavaciones en Notre Dame iniciadas tras el catastrófico incendio de 2019.
Los propios arqueólogos prefirieron mantener la cautela. «Todavía hay algunas dudas», dijo Christophe Besnier, uno de los científicos a cargo del sitio de excavación.