Blinken discute en Kiev el próximo peldaño de la escalada: atacar Rusia con misiles de EEUU

Como si fuera el ascenso por una escalera doble, los países aliados de Ucrania esperan a subir cada peldaño a que lo haga Rusia primero. Cada nuevo crimen de guerra o cada ataque en profundidad contra civiles ucranianos ha sido respondido con la entrega de algún tipo de armamento nuevo. Por cada compra de material bélico de Moscú a Teherán (los drones Shaheed) o a Corea del Norte (misiles y proyectiles de artillería) ha enviado Occidente lanzaderas Himars, Misiles ATACSM o cazas F16. Estos días el Kremlin ha subido un peldaño más: la adquisición de misiles balísticos iraníes para usarlos contra Ucrania.

¿Qué paso darán los aliados? La lógica escalatoria de esta guerra, que no se ha enfriado en ningún momento, dicta que EEUU y el resto de socios de Kiev deben mover ficha. Por esa razón Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU y su homólogo británico David Lammy llegaron este miércoles a la capital ucraniana en tren. En la agenda, una discusión delicada: permitir o no permitir a Kiev atacar blancos militares en Rusia con los misiles entregados por ellos mismos. Ese es el peldaño que deben decidir si suben o no. Hasta Zelenski fue personalmente a Ramstein esta semana para comenzar a desatascar ese asunto.

Logística amenazada

Aunque Ucrania ya ha atacado Rusia con vehículos y armas cortas occidentales, sobre todo en la región ocupada de Kursk, aún no ha podido hacerlo con las armas de medio alcance (300 kilómetros) como los misiles ATACMS, AGM-158 JASSM y Storm Shadow, estos últimos franceses y británicos. Si Kiev consigue que se levante este veto, estaría amenazada toda la logística rusa que alimenta la guerra más allá de sus fronteras, incluyendo depósitos de armas, de combustible, nudos de comunicaciones, bases aéreas y cuarteles militares. El propio Joe Biden admitió el pasado martes que ahora mismo «ese es el asunto principal de la discusión».

Durante el día de ayer, multitud de congresistas y senadores demócratas y republicanos firmaron una carta dirigida al presidente Biden, pidiendo que eliminaran las restricciones existentes en el uso de armas de largo alcance en territorio ruso. El máximo defensor de esa doctrina de ir paso a paso, y al que hay que convencer, es Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional.

Los analistas no esperan que EEUU levante el veto total sobre los ataques hacia blancos rusos, pero sí en determinadas circunstancias, como las lanzaderas de misiles o drones rusas desde las que se atacan las ciudades ucranianas, así como las bases desde las que despegan aviones con bombas y misiles.

Planes de paz

Pero hay algo más que Blinken debe tratar con Zelenski y que ha pasado muy inadvertido: sus planes para sentar a Rusia a negociar un alto el fuego duradero. Tras una primera reunión de la llamada «Fórmula de Paz» en la que Ucrania consiguió que 94 países firmaran un compromiso para presentar una sola voz ante Rusia, ahora Kiev habla de la segunda parte de esta reunión, a celebrar en noviembre, ya con el Kremlin invitado a dicha mesa y una propuesta clara de sobre qué cosas se puede negociar y cuáles son las líneas rojas que se le marcan a Putin.

Blinken tiene que ver el plan antes de que Zelenski lo presente próximamente a Joe Biden y a los candidatos Donald Trump y Kamala Harris. La idea de celebrar esta reunión con Rusia en noviembre es intentar desactivar a Trump y su nada disimulada cercanía a Putin. Incluso aunque el republicano ganara las elecciones, si Ucrania consigue un acuerdo con Washington antes de que tome posesión en enero, podrá regatear esa idea trumpista absurda de «la paz en 24 horas» tras una llamada al Kremlin.

En cuanto a lo sucedido sobre el terreno, este miércoles Rusia lanzó el primer intento serio de contraataque en la zona de Kursk, ocupada parcialmente por Ucrania. Un batallón de marines y otro de paracaidistas de Rusia avanzaron cinco kilómetros al sur de Konerevo sin que aún se sepa si el ataque ha tenido éxito o ha liberado alguna población de importancia. Moscú ha mostrado un vídeo muy editado en el que no se pueden sacar conclusiones y Kiev guarda silencio. Si se confirman los avances, las tropas de la Z recuperaría una décima parte de lo logrado en el mes de agosto por el ejército de Kiev.