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La decisión del Ministerio de Hacienda de gravar finalmente a los perceptores de ese SMI con el Impuesto a la Renta Para las Personas Físicas, el IRPF, conocida por una filtración a los medios de comunicación apenas una hora antes de la rueda de prensa posterior a ese Consejo de Ministros, en la que ya estaba anunciada la presencia de la vicepresidenta segunda y titular de Trabajo, Yolanda Díaz, ha desatado las hostilidades.
La propia Díaz ha denunciado que no hubo «ni deliberación ni comunicación», de la medida, y que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, la socialista María Jesús Montero, no le dijo nada al respecto ni en la reunión ordinaria del Gabinete ni en otro encuentro previo en el mismo complejo de La Moncloa, una comisión interministerial sobre las ayudas por la dana.
A su lado, con cara de circunstancias, la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría (en la rueda han comparecido también, casi como convidados de piedra, la vicepresidenta tercera Sara Aagesen y el titular de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy) no ha dudado en replicar a su compañera del Gobierno. Incluso cuando varias de las preguntas de los informadores no iban dirigidas a ella, sino a la vicepresidenta segunda.
Ambas se han enzarzado con argumentos a favor y en contra de que quienes reciben ese SMI tengan que tributar por IRPF. Ha comenzado Díaz asegurando estar «a favor de la pedagogía fiscal, pero que empiece por arriba», y dejando entrever que, como poco después se ha confirmado, Sumar presentaría una iniciativa en el Congreso en contra de la medida de Hacienda. Enseguida Alegría ha recogido el guante, tratando de centrarse en la propia subida del SMI, sin otros matices.
El toma y daca era tan insólito que ha provocado murmullos y risas en la sala de prensa, donde incluso Alegría se ha permitido completar alguna frase de Díaz. Y también mostrar un gráfico para argumentar que en realidad será una minoría de quienes cobran el SMI quienes tengan que pagar IRPF, porque no lo harán quienes tengan deducciones por otros conceptos, por ejemplo quienes tengan hijos. Más que una comparecencia conjunta, parecía una suerte de debate cara a cara.