Carlos III y Camila pasean sus 20 años de matrimonio por Italia
En el año 1981, 3.500 invitados abarrotaron la catedral de San Pablo de Londres para asistir a una de las bodas que marcaron la Historia: el matrimonio entre el entonces Príncipe Carlos de Gales y Diana Spencer. Hasta Londres se desplazaron reyes, príncipes y cuerpos diplomáticos que formaron parte de un largo cortejo, vitoreado por multitudes agolpadas en las calles de la capital inglesa. La pareja recorrió la ciudad en carroza y todo Londres se engalanó. Nada que ver con la segunda boda del primogénito de Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo con Camila Parker Bowles.
Una boda real verdaderamente atípica celebrada en una pequeña sala del Ayuntamiento ante 23 invitados –entre los que no se encontraban los padres de novio– y que culminó con una ceremonia religiosa de bendición en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor y una posterior recepción para los invitados.
Para el enlace, la novia lució un conjunto de abrigo hasta la rodilla en tono marfil y un vestido a juego diseñado por Anna Valentine y Antonia Robinson. Sin embargo, para la bendición religiosa, la novia sorprendió a todos con un vestido largo de gasa azul pálido y una chaqueta hasta los pies de seda con bordados dorados. Como complementos, unos pendientes largos con diamantes y perlas y un collar de perlas con cierre de diamantes. Aunque sin duda, el protagonista fue el tocado, una corona de plumas doradas creada por Philip Treacy.
«Mi hijo está con la mujer que ama. Han superado todo tipo de obstáculos. Estoy muy orgullosa y les deseo lo mejor», declaró la Reina Isabel II durante su bendición nupcial. Tras esto, el recién estrenado matrimonio partió de luna de miel hacia Escocia, donde disfrutaron de dos semanas en las dependencias reales de Balmoral.

Lo de Carlos y Camila es sin duda una de las grandes historias de amor del siglo XX. Un romance que ha salido adelante contra todo tipo de pronóstico y contratiempos. Hoy los británicos ya aceptan a la que a día de hoy es su Reina, pero durante décadas la pareja tuvo a la opinión pública en contra. Camila era 'la otra' y Carlos encarnaba el marido adúltero, que traicionaba a la querida por todos, la Princesa Diana. Incluso en su día trascendió que Isabel II se refería a ella como «esa mujer malvada». Pero, gracias a una trabajada campaña de relaciones públicas y una estudiada reconstrucción de la apariencia pública, la pareja logró la 'bendición' de los británicos. De esta forma, Camila dejó de ser vista como 'la amante' para pasar a ser 'la amada'.
Su aniversario, en Italia
Este miércoles 9 de abril, el ya Rey Carlos de Inglaterra y su esposa Camila celebran 20 años de feliz matrimonio. Dos décadas de unión oficial tras más de 50 años de amor que puso en jaque a la Corona británica. Un tiempo en el que la pareja ha superado decenas de escándalos, con sus correspondientes críticas.
Estas bodas de porcelana han coincidido con una visita de Estado a Italia –de cuatro días de duración– en la que durante la jornada la agenda oficial de la pareja estuvo repleta de actos. Por la mañana se celebró una reunión entre el Rey Carlos y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en Villa Pamphilj, mientras Camila visitaba un colegio con el British Council. Y por la tarde, el soberano participó en una mesa redonda con empresarios y con los ministros de Asuntos Exteriores de Italia y Reino Unido.
La pareja se ha reencontrado a última hora de la tarde para disfrutar de un banquete de gala ofrecido por el presiente italiano, Sergio Mattarella, en el Palacio del Quirinal. Un entorno cargado de simbolismo pues si bien ahora es donde el reside el presidente italiano, en el pasado fue la antigua sede papal y vivienda de los últimos reyes de Italia. Cuenta con más de 1200 habitaciones, está rodeado por cuatro hectáreas de jardines y es considerado el sexto palacio más grande el mundo.
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