El Senado confirma al candidato de Trump para el Pentágono con el voto en contra de tres republicanos y forzando a J. D. Vance a romper el empate a 50

El viernes por la noche a última hora, ya en la madrugada española, el Senado de Estados Unidos dio el visto bueno por la mínima a Pete Hegseth, el candidato de Donald Trump para dirigir el Departamento de Defensa y a sus tres millones de empleados, entre militares y civiles. Ha sido la nominación más controvertida desde la Segunda Guerra Mundial y la más ajustada también. Los Republicanos cuentan con una mayoría muy cómoda en la cámara alta, 53 senadores frente a los 47 de los demócratas.

Sin embargo, los escándalos que rodean a Hegseth, que pagó 50.000 dólares a una mujer para cerrar un caso de agresión sexual, que ha sido acusado de maltratar a su segunda esposa, o de ser un alcohólico que bebía en el trabajo o perdía el sentido en fiestas después de soltar soflamas racistas o machistas, han llevado a tres republicanos a votar en contra, desafiando por primera vez a Trump y provocando la ira del movimiento MAGA.

Con un empate a 50, el vicepresidente del país, J.D. Vance, asumió su rol de presidente pro tempore del Senado y desbloqueó el proceso, abriendo las puertas del Pentágono a Hegseth y su visión conservadora, que incluye pensar que las mujeres no deberían estar en primera línea de batalla.

Hay pocos casos en los que un aspirante a un puesto de esa envergadura tenga tantos informes en contra, pero aun así sólo los senadores Susan Collins, de Maine, Lisa Murkowski, de Alaska y el antaño poderoso Mitch McConnell, de Kentucky, el ex líder de la mayoría que salvó a Trump de los 'impeachments' en el pasado, se opusieron. Votó a favor hasta la senadora Joni Ernst, que no sólo sirvió durante 23 años con el uniforme y al inicio se sintió ofendida por las ideas del ex presentador de la Fox sobre las mujeres en el ejército, sino que ella misma fue víctima de una agresión sexual.

"La gestión eficaz de casi tres millones de militares y civiles, un presupuesto anual de casi un billón de dólares y alianzas y asociaciones en todo el mundo es una prueba diaria con consecuencias enormes", dijo McConnell en una declaración explicando el sentido de su voto. "Hasta ahora, Hegseth no ha logrado demostrar que superará esta prueba", añadió. Los tres republicanos se enfrentan ahora a la ira de Trump y del movimiento MAGA, que no sólo los está atacando e insultando a través de todas las plataformas imaginables, sino que ha amenazado con convocar primarias, financiadas por Elon Musk y otros millonarios, a todo el que se atreva a votar en contra de cualquier iniciativa o candidato del presidente.

Casi todos los predecesores de Hegseth superaron sin ningún problema los exámenes del Senado, generalmente con más de 90 votos a favor, igual que ha sido el caso de Marco Rubio, votado por unanimidad como Secretario de Estado por los dos partidos hace una semana. El último caso controvertido fue, irónicamente, el de Chuck Hagel, el escogido de Barack Obama en 2013. Lo curioso fue que Hagel salió adelante con 58 votos a favor y 41 en contra de... los miembros de su partido por sus opiniones sobre la guerra de Irak. El precedente más claro sin embargo sería el de John G. Tower, el candidato del presidente George H.W. Bush, que fue tumbado por 47 a 53 en 1989 tras salir a la luz acusaciones de abuso de alcohol y problemas con las mujeres.

Camino despejado

El nombramiento despeja ya el camino para la mayoría de los restantes. Hay algunos que son problemáticos, como el de la responsable de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tulsi Gabbard, con ideas y vínculos de lo más preocupantes tanto con China y Rusia como con el régimen de Asad. Pero ningún otro caso ha llegado al nivel del de Hegseth. Trump, tras perder a su elegido para fiscal general, el ex congresista de Florida Matt Gaetz, dejó claro que no iba a renunciar a nadie más, fuese cual fuese el costo.

Con Rubio y el nuevo responsable del Pentágono ya operativos, EEUU puede empezar a dar forma a su política exterior en este mandato. De momento, las primeras órdenes han estado cargadas de fuerza simbólica, pero más en elementos de guerra cultural que otra cosa. Prohibir otra bandera en las embajadas que no sea la del país, para evitar por ejemplo la del movimiento LGBTQ allí donde hay amenazas. O por ejemplo, la orden de "suspensión de las obras" emitida el viernes para para toda la asistencia exterior en vigor y los próximos desembolsos, para revisar si la asignación de ayuda estaba alineada con la nuevas consignas.

El cable, redactado por la oficina de asistencia exterior del Departamento y aprobado por el secretario de Estado, Marco Rubio, decía que se habían emitido sólo dos exenciones para la financiación militar de Israel y Egipto. "No se asignarán nuevos fondos (...) hasta que cada nueva concesión o prolongación propuesta haya sido revisada y aprobada", de acuerdo con "la agenda del presidente" Donald Trump, se lee en la nota. La ayuda alimentaria de emergencia está también al margen de esa directriz, pero la circular no menciona a Ucrania, que recibió miles de millones de dólares en ayuda bajo la anterior administración del demócrata Joe Biden para defenderse de Rusia, lo que sugiere que esta también está congelada, si bien no hay confirmación oficial todavía.

El memorando de Rubio, que justifica la congelación, afirma que es imposible para la nueva administración evaluar si los compromisos de ayuda exterior existentes "no están duplicados, son efectivos y son consistentes". El republicano aseguró en el decreto que "la industria y la burocracia de ayuda exterior de Estados Unidos no están alineadas con los intereses estadounidenses y, en muchos casos, son contrarias a los valores estadounidenses", según AFP.

La medida corre el riesgo de recortar miles de millones de dólares de asistencia vital. Estados Unidos es el mayor donante de ayuda a nivel mundial: en el año fiscal 2023, desembolsó 72.000 millones de dólares en asistencia.