Sánchez reclama en la cumbre del clima una nueva fiscalidad: “Quien contamina paga”

Pedro Sánchez ha mostrado en la cumbre del clima en Dubái que el compromiso del Gobierno español con la lucha contra el cambio climático es fuerte y supone un eje fundamental de su política. El presidente español ha apostado incluso por una nueva fiscalidad internacional para acelerar esta lucha “que se rija por el principio de que quien contamina paga”. De esta forma, España, que acude a esta cumbre también con la vicepresidenta de transición ecológica, Teresa Ribera, intenta presentarse como un país avanzado en este asunto que además está representando la posición europea porque ejerce la presidencia semestral del Consejo de la UE. Los países europeos coordinan cada mañana su posición en la cumbre y Ribera es la que dirige esas reuniones.

El presidente ha anunciado también la cantidad que España aportará al nuevo fondo para pérdidas y daños, que se ha creado para ayudar a los países más vulnerables a afrontar las consecuencias del cambio climático. “Además de los fondos que anunciamos en la Cumbre de Ambición Climática de Nueva York, hoy quiero anunciar una nueva contribución de 20 millones de euros para que se suman a los 5 millones de euros ya aprobados para la puesta en marcha de la Red de Santiago”, ha explicado Sánchez. “Para parar la deforestación y evitar la degradación medioambiental de la Amazonia vamos a destinar este año dos millones de euros al proyecto de bonos medioambientalmente sostenibles y socialmente responsables para apoyar a Brasil, Colombia, Ecuador y Perú”, ha rematado.

El presidente ha sido rotundo al analizar la situación a la que se llega en esta COP, que España considera la más importante desde la cumbre de París en 2015. “La emergencia climática está causando estragos y estamos lejos de cumplir los objetivos marcados en París”, ha dicho. “Pero esta COP nos ofrece una oportunidad de adoptar una nueva agenda del clima reforzada, justa y equitativa en las tres agendas climáticas: financiación, mitigación y adaptación y resiliencia”.

“Necesitamos una nueva arquitectura que facilite el acceso a los fondos, elimine trabas e identifique nuevas fuentes. Los objetivos climáticos deben estar en el centro de las políticas económicas y fiscales, con una nueva fiscalidad internacional bajo el principio de que quien contamina paga. Debemos crear entornos favorables a las inversiones, la innovación y la cooperación climática”, ha insistido.

La apuesta de España, al igual que la europea, está marcada por tres objetivos: triplicar la capacidad de generación de energía renovable de cara a 2030, doblar los objetivos de eficiencia energética esta misma década, y poner fin a la producción y consumo de combustibles fósiles para energía. “España ya ha aumentado su compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 56% y el objetivo de energía renovable en la generación eléctrica hasta un 81%, con la meta de cerrar en 2025 nuestra última central térmica de carbón”, ha detallado. “Todavía tenemos una oportunidad de salvar el planeta. Pero tenemos que elevar nuestra ambición y compromiso. Lograrlo está al alcance de la humanidad”, ha rematado el presidente.

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