Cinco guardias civiles, al banquillo por colaborar con una banda que asaltaba coches en la AP-7>

La Fiscalía pide para los seis integrantes del entramado hasta 80 años de cárcel -en el caso de su líder-, y cuatro años y cinco meses para los cinco guardias, acusados de pertenencia a organización criminal, omisión del deber de perseguir delitos y falsedad en documento oficial. También más de cuatro años de suspensión para ejercer su labor como miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad.

Fueron los Mossos d'Esquadra, que investigaban los robos en las autopistas, quienes descubrieron la connivencia de los agentes con el grupo criminal. Los pinchazos en los teléfonos de algunos de los sospechosos permitió llegar al GOA. Y es que el líder de la banda daba indicaciones a los guardias civiles para recoger los coches robados, que a su vez empleaban para asaltar a los turistas que circulaban en los suyos. Los integrantes del GOA los recogían y los hacían constar como recuperados. Así, apunta la fiscal en su escrito de acusación, «no investigaron y comunicaron de forma falaz a la autoridad judicial en los atestados sus actuaciones» con la intención de «proteger» a la banda de peruanos.

Algo que, entre otras, se demuestra en una conversación intervenida entre 'el gordo' (A) y uno de los guardias (B).

«A: Hola

B: Hola E., dime

A: Acá pues... No te podía... No te podía... Llam...

B. Ya, ya, ya, ya

A: Me entiend... Estaba la gente... Estoy solo ahora. Está en el... Donde el alemán

B. ¿En Terrassa, dónde siempre?

A. Sí pero no lo pongas ahí ¿no tío?

B. ¿Cómo? Ah vale, ya te entiendo. Sí, si claro

A. Claro por la zona

B. Ya ya ya

A. En otra. En otro pueblo

B. Vale ¿qué coche es?

A. Un Mercedes

B. ¿Extranjero?

A. No, no de aquí es, de aquí es. He ido hoy ahí, en donde te mandé el mensaje. Ahí en tu pueblo

B. Vale pues la lla.... está en la rueda ¿No, eso? A. Sí, si si. (...) Para mañana te doy otro que tengo ahí. Ya hoy te tienes que descansar también

B. Vale, vale, mañana también estoy, no te preocupes

A. Mañana te lo doy pero para que te lo lleves. Lo voy a aparcar ahora, es pequeño

B. Vale

A. Pero sabes lo que pasa, que se cayó la.. la chica. Entonces... como se ha caído no le dio tiempo... para bajarse ¿me entiendes?

B. Sí

A. Porque yo me fui pa' otro lao. Entonces se lo llevo no más igual pero

B Vale, vale, vale... vale

A. Mañana te lo... Te lo doy. Ahora voy a cambiarle de sitio y ya mañana te lo doy

B. Vale, ya perf... Vale. Mañana ya... Ya me dices algo (...)».

Es más, el mimo guardia civil, que era el que ejercía como intermediario entre el líder del entramado y sus compañeros del grupo de Autopistas. No solo para recoger los coches robados, sino para borrar las huellas de los sospechosos, y manipular los atestados. Normalmente, ese guardia se reunía él solo con 'el gordo'. A veces con otros integrantes del GOA, para recibir sus instrucciones en el aparcamiento de un tanatorio de Santa Coloma de Cervelló (Barcelona).

Eso sí, no ha quedado acreditado que ninguno de los cinco guardias civiles recibieran ninguna retribución, dineraria o en especia, por la protección prestada a la banda. Sí que, presentando la recuperación de vehículos como un logro debido a su sagacidad policial, justificaron ante sus superiores el mantenimiento en activo de su grupo y, en consecuencia, apunta la fiscal, «los beneficios profesionales y personales que dicho destino profesional les ofrecía con puestos de nulo riesgo y fatiga».

Fue el 14 de diciembre de 2011, con autorización del Juzgado de Instrucción 2 de Sabadell (Barcelona), cuando los Mossos registraron los domicilios de los detenidos y encontraron varios de los objetos sustraídos a las víctimas, en su mayoría turistas extranjeros, como joyas, cámaras de fotos, ropa y ordenadores. Los investigadores también localizaron más de un centenar de resguardos que verifican que uno de los integrantes de la banda había enviado más de 50.000 euros al extranjero.

El juicio, que comenzó esta semana, continuará el lunes en la Sección 5ª de la Audiencia de Barcelona.