Escalada de críticas en Francia contra España: de la "competencia desleal" a los tomates "incomestibles" y las mandarinas "asquerosas"
Acusaciones de competencia desleal, boicot a los camiones extranjeros, descalificaciones. declaraciones hostiles y despectivas y alusiones a la mala calidad del producto español, que es "incomestible", en palabras de una ex ministra francesa. La crisis de los agricultores franceses está revelando las filias y las fobias del país vecino. También su nacionalismo agroalimentario.
Abrió la veda el primer ministro, Gabriel Attal, quien ya se refirió el pasado domingo a la "competencia desleal" de algunos países. Durante estos días, muchos medios y políticos le han echado la culpa de esta crisis interna que tiene el campo galo a la competencia de las "importaciones", haciendo especial hincapié en las españolas.
En muchas ocasiones se ha descalificado nuestro producto, y se ha hecho, además, sin complejos y sin ahorrarse calificativos, haciendo uso de toda la riqueza que ofrece la lengua francesa: desde "asquerosas" (así se refería un periodista a las mandarinas españolas, hace un par de días en la cadena de televisión BFM), "de mala calidad", "incomestibles" y hasta "mierda".
Lo peor es que las hostilidades no vienen de la parte de los agricultores, en general algo más comedidos la hora de calificar el producto español, a pesar de que han vaciado camiones en las carreteras. Lo grave es que vienen de las instituciones y la clase política. El último halago a nuestra agricultura llegó el martes en boca de la que en su día fue ministra de Medio Ambiente, Segolene Royal, quien dijo en la cadena BFM que los productos bio españoles son "falsos bio". Mezclarlos con los bio franceses "es una estafa", declaró.
"La agricultura francesa hace esfuerzos de calidad y sanitarios (...) y respeta las normas (...) Todo eso es dañado por la competencia de los productos españoles. ¿Habéis probado alguna vez los tomates bio españoles? Son incomestibles", "son falsos bio", sentenció Royal en el plató de televisión, sin despeinarse y sin aportar ninguna prueba al respecto. Remató diciendo que estos "falsos bio" españoles "no respetan las normas fijadas por Francia".
En realidad, las normas se acuerdan dentro del marco europeo y España y el resto de países las cumplen. De momento nadie ha aportado pruebas de lo contrario. La cuestión es que Francia, que forma parte del mercado único y también exporta (vende a esos países que supuestamente le hacen competencia desleal) ha añadido más regulación a la ya existente, la que marca Bruselas. Y esto es precisamente una de las críticas de los agricultores galos: "Son más controles y normas sobre las normas", ilustraba esta mañana Hugo, un ganadero galo, que acampa desde el lunes en la A-6, una de las carreteras que llevan a París, como señal de protesta.
Royal, para redondear su intervención televisiva, pidió que los supermercados galos "no vendan productos que no respetan las reglas francesas" y pidió que los productos patrios sean aislados e identificados" en los lineales.
La propia portavoz del Gobierno, Prisca Thevenot, dijo el lunes que "Francia no puede quedar en manos de la competencia desleal" de otros países. No especificó a qué países se refería ni aportó pruebas de esos incumplimientos. "Debemos proteger nuestra independencia agrícola y nuestra soberanía agrícola". Marine Le Pen no ha dejado de hablar de soberanía alimentaria y Attal dijo ayer que había que proteger la "excepción agrícola francesa".
Se ha libertado la palabra también en algunos medios, que en los últimos días han aprovechado para comparar el producto francés ("producido con controles estrictos que certifican la calidad") con el español, calificado a veces de "barato", "asqueroso" y producido "con pesticidas prohibidos en Francia", por poner algunos ejemplos del vocabulario empleado.
En la cadena BFM hace dos días comparaban las mandarinas corsas con las españolas, estas últimas "asquerosas", según el periodista francés que decía haberlas catado.
Más ejemplos de estos 12 días de crisis: Europe 1 ilustraba haces unos días la competencia desleal que, según dice, padecen sus agricultores con "el ejemplo del tomate que viene de España". "En realidad la competencia viene de otros países de la UE, a veces cercanos a nosotros. Por ejemplo, el kilo de tomates franceses es un euro más caro que el kilo de los mismos tomates producidos en España. ¿Por qué? Porque los españoles producen más a menos coste", señala este medio en su artículo digital.
En este alarde de diplomacia por parte de país vecino, el único tibio ha sido el ministro del Interior, Gerald Darmanin, que el domingo advirtió que había dado orden explícita para intervenir o detener a los agricultores que atacasen camiones extranjeros, "españoles y portugueses".
También ha sido menos beligerante el titular de Agricultura, Marc Fesneau, que mantiene muy buenas relaciones con el homólogo español, Luis Planas, y recordó el domingo a sus ofendidos compatriotas lo siguiente: Francia importa, sí, pero también exporta. España, de hecho, es uno de los principales socios comerciales y destino de sus productos.