Un ataque desde Líbano contra una localidad en los Altos del Golán sirios ocupados por Israel mata al menos a diez personas

Un ataque contra la localidad de Majdal Shams, en los Altos del Golán sirios ocupados por Israel, ha matado este sábado al menos a 10 personas, la mayoría niños y adolescentes, que se encontraban en un campo de fútbol, según fuentes médicas israelíes. Además de esas víctimas mortales, que tenían entre 10 y 20 años de edad, de acuerdo con el servicio de emergencia israelí, Magen David Amon, al menos otra treintena de personas están heridas, varias de ellas de gravedad. Israel ha acusado de este ataque —el peor registrado contra civiles en la zona aledaña a la frontera con Líbano desde el inicio de la guerra de Gaza en octubre— al partido-milicia libanés Hezbolá, que ha negado estar detrás. La milicia chií, apoyada y sostenida por Irán, había anunciado horas antes el lanzamiento de misiles hacia una base militar israelí cerca de Majdal Shams. Una vez que se han conocido las muertes de civiles, entre ellos varios niños, en el campo de fútbol, se ha desentendido del ataque.

“De acuerdo con la evaluación de la situación por parte del ejército (de Israel) y la inteligencia de que disponemos, el lanzamiento de cohetes hacia Majdal Shams fue realizado por la organización terrorista Hezbolá”, señala un comunicado castrense israelí. “Nuestra información es clara. Hezbolá es responsable de la muerte de niños y adolescentes inocentes”, ha dicho después el portavoz del ejército israelí Daniel Hagari, que ha acusado al partido-milicia chií de mentir al negar su implicación en los hechos. Israel está preparando ya su respuesta a este ataque, ha anunciado después Hagari.

En el lugar de los hechos, según imágenes publicadas en redes sociales, se ven varios cadáveres sobre el césped y junto a una de las porterías en medio de escenas de pánico y dolor mientras llegaban las primeras ambulancias. Poco antes de que se conociera la magnitud del ataque, el ejército de Israel había anunciado el lanzamiento desde territorio libanés de unos 40 proyectiles en tres diferentes andanadas mientras se activaban las alarmas en la zona norte del país. Uno de ellos fue el que impactó en Majdal Shams, una localidad de población drusa del territorio internacionalmente reconocido de Siria, ubicada en los Altos del Golán, al noreste de Israel, que permanecen bajo ocupación y administración de facto de ese país desde 1967.

Hasta este ataque, las víctimas mortales en lado israelí ascendían durante esta guerra de casi diez meses a una decena de civiles y una veintena de militares. Del medio millar aproximado de muertes que ha habido durante la guerra en territorio libanés, unos 400 pertenecen a Hezbolá, de los que unos 60 corresponden a mandos. Los otros cien son civiles, entre ellos, tres periodistas.

Un “fracaso colosal”

El ataque del sábado ha tenido lugar mientras el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se encuentra todavía en su viaje oficial a Estados Unidos, del que tiene previsto regresar este domingo. Para el opositor y hasta hace unas semanas miembro del disuelto Gabinete de guerra Benny Gantz, lo que ocurre en la frontera norte supone “un fracaso colosal del Gobierno resultante de un fracaso estratégico del primer ministro”, lamentó durante la semana en su perfil de la red social X (antes Twitter). “Hace meses le dije a Netanyahu que el mayor desafío operativo está en el norte, y exigí que los recursos se transfirieran allí y terminaran con un acuerdo o una escalada”, añadió Gantz al tiempo que, en forma de dardo al primer ministro, afirma que el norte es uno de los desafíos que tiene por delante el próximo Gobierno.

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Hezbolá, nacido en 1982, cuenta con entre 50.000 y 60.000 efectivos y dispone de un arsenal de en torno a 150.000 cohetes y misiles, algunos con varios cientos de kilómetros de alcance. Se trata de un verdadero ejército mucho más potente y preparado que Hamás, que opera en Gaza, donde han muerto ya casi 40.000 personas por los ataques de Israel desde octubre y es el principal escenario de la contienda que arrancó el pasado 7 de octubre.

Las autoridades israelíes decretaron en la primera semana la evacuación de unas 60.000 personas de una treintena de localidades próximas a la frontera libanesa que todavía no han podido regresar a sus casas por el constante intercambio de ataques desde ambos bandos. El ministro de Educación, Yoav Kisch, anunció esta semana que no será posible su regreso antes de que comience el curso el próximo 1 de septiembre. De momento, habitan en hoteles o viviendas de alquiler a expensas del estado o acogidos por familiares alejados de la zona fronteriza.

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