El jubilado español secuestrado por Rusia que trata de liberar su novia: «No sé si está vivo»
El 19 de marzo se cumplirán tres años desde que las fuerzas militares de Rusia se llevaran sin explicación alguna a Mariano García Calatayud, un jubilado valenciano de 76 años enfermo del corazón, tras una protesta contra la invasión de Vladimir Putin a Ucrania. Desde entonces, pese al silencio atronador ruso y los puentes diplomáticos detonados entre los tres países implicados, Mario -como le conocen en Jersón- ha sufrido parte del cautiverio en un gulag de Simferópol, en Crimea, donde otros reclusos liberados relataron haber sido testigos de las torturas que padeció, desde descargas eléctricas hasta mordeduras de perro.
En septiembre de 2023, la cárcel bajo dominio ruso certificó que Mariano no formaba parte de la comunidad de reos y las autoridades negaron cualquier información sobre su suerte y paradero. En diciembre del mismo año, el abogado contratado por la familia recibió una carta de la Fiscalía Militar de la Flota del Mar Negro en la que comunicaba que había salido de Crimea y había vuelto a Jersón, donde nadie lo ha visto. De hecho, su entorno cree que todavía sigue encarcelado en algún centro penitenciario del territorio ruso, si no es que ya está muerto.
La persona que más ha luchado por él y que se sigue levantando cada día con el único objetivo de volver a verle es su novia. Tatiana Marina, una ucraniana de 42 años, que se enamoró perdidamente de Mariano, pese a la diferencia de edad, por su «corazón humanitario» y su amor por el país que le recibió tras emigrar de España. Tres años después, la última persona que le vio con vida antes de ser apresado, relata en primera persona a ABC sus sensaciones, sus sentimientos, sus deseos y sus quejas sobre el desempeño diplomático por parte de los gobiernos de España y Ucrania.
¿Cuándo fue la última vez que viste a Mario?
La última vez que lo vi fue el mismo día que lo secuestraron los rusos, el 19 de marzo de 2022, hace ya tres años.
¿Crees que está vivo?
Creo que Mario está vivo, aunque el tiempo corre en su contra. Cada día bajo el cautiverio ruso es muy duro y está muy mal de salud.
Se cumplen ahora tres años de su desaparición. ¿Por qué crees que no ha sido incluido en un intercambio de presos?
Los gobiernos de España y Ucrania han hecho pocos esfuerzos para liberar Mario. Ucrania tiene un gran problema con el regreso de los rehenes civiles del cautiverio ruso, ya que suelen ignorar sus solicitudes. Además, no hay que olvidar la terquedad de Rusia, que tal vez quiera utilizar a Mario para sus propios fines, reclutarlo como espía o usarlo con findes propagandísticos.
¿Crees que ha faltado presión institucional?
Desde el principio España presionó poco a Rusia. Incluso cuando el abogado de Mario obtuvo pruebas documentales de que fue capturado por los rusos, España no envió a su cónsul. Bajo amenaza de arresto, un abogado ruso llamado Anatoly Fursov fue a Simferópol e intentó entrar en la prisión. Por supuesto, si hubiera contado con el apoyo del cónsul español, habría habido más posibilidades de éxito.

¿Entonces descarta que esté muerto?
No, por supuesto que existe la opción triste de que los rusos mataron a Mario en cautiverio y ahora con su silencio simplemente tratan de ocultar su crimen de guerra, pero aún no hay evidencia de esto, así que prefiero mantener la fe en pensar que sigue vivo.
¿Estabas con él cuando lo detuvieron? ¿Cómo te enteraste de que lo habían arrestado en una manifestación?
No sé quién informó de que Mario fue encarcelado por el Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia en un mitin, ya que los rusos se lo llevaron en la puerta de nuestra casa.
¿Cómo fue?
Después de la protesta no regresó inmediatamente, ya que tenía negocios en la ciudad. Cuando venía hacia casa me llamó para que le abriera, salí, ya no estaba y su móvil no daba tono. Fui la primera persona en descubrir que algo malo le había pasado y no hubo testigos del crimen. Sin personas que le vieran y sin confirmación rusa, España creyó que el secuestro era un rumor confirmado y tal vez por eso sus acciones fueron tan suaves al principio.
¿Cómo os conocisteis?
Nuestro primer encuentro fue muy romántico. Ayudé a Mario a recargar el teléfono móvil y me invitó a celebrar su cumpleaños con él. Me mostró su trabajo de voluntario, me contó todo lo que hacía en Ucrania. Estaba irresistible ese día, cualquier mujer se hubiera enamorado de él sin mirar atrás.
¿Crees que volvería a España de ser liberado?
Creo que si Mario sale regresará a España por un tiempo. Su salud después del cautiverio se vio gravemente socavada, pero estoy segura de que si siente la misma fuerza no podrá seguir viviendo feliz allí e intentará regresar a Ucrania para seguir ayudando. Pero realmente lo que quiero es que esté lo más lejos posible de cualquier conflicto militar. Dio ayuda humanitaria a Ucrania durante 8 años y sobrevivió al secuestro ruso tres años, eso es demasiado para cualquier persona.
¿Tienes contacto con sus hijos?
Sí, estoy en contacto su familia a través de Facebook. Son personas maravillosas sin excepción y luchamos juntos por él.

¿Cómo era la vida de Mario en Jersón?
Llevábamos una vida maravillosa. Aquí descubrió que su vocación era el voluntario y consiguió muchos amigos. Durante el estadillo de la guerra consideró que su deber era contar en primera persona a los periodistas extranjeros todos los horrores cometidos por los ocupantes rusos.
¿Cómo valoras la actuación del Gobierno español?
Creo que está haciendo todo ahora mismo, pero ya es demasiado tarde. Las acciones más efectivas deberían haberse tomado en 2022, cuando era necesario presionar a los rusos y cooperar activamente con la parte ucraniana. En Ucrania ya se había desarrollado un mecanismo para el retorno de prisioneros de guerra. Si España y Ucrania se hubieran unido entonces, el resultado mínimo de sus esfuerzos habría sido el levantamiento del bloqueo informativo en torno a Mario y tal vez se hubiera conseguido su libertad. España ha esperado demasiado para obtener pruebas escritas y durante este tiempo, Rusia desarrolló tácticas para ocultar sus crímenes de guerra.
Mario sufre de problemas cardíacos y las cárceles rusas son muy duras. ¿Qué os han contado sus compañeros de celda?
La última vez que hablé con un testigo que vio a Mario fue en abril de 2023. No sé qué medicamentos le dan en la cárcel, pero sí le están tratando de su dolencia cardíaca. Sus compañeros de celda nos dijeron que no le dejaban sentarse en todo el día, no le daban ropa para abrigarse y se tenía que duchar con agua fría, además los guardias le golpearon como al resto de reclusos, pese a su edad.
¿Qué le dirías si lo vieras de nuevo?
He pensado cientos de veces lo que le diría si lo liberaran y cada vez que lo hago encuentro nuevas palabras. Lloraré, le abrazaré y le diré que es un héroe para Ucrania y para mí. Le contaré cómo esperé todos los días a que lo soltaran y le pediré irnos a casa, donde su familia le espera.
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