El PSOE impone la comparecencia de Sánchez por el caso Cerdán el 9 de julio y el PP pide que sea el jueves
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En la memoria de estos miembros del Gobierno pesan los mensajes de WhatsApp intercambiados entre Ábalos y Sánchez, y publicados hace unas semanas en 'El Mundo'. «Santos llegó a tener una relación mucho más profunda con Pedro que la que llegó a tener José Luis cuando estaba en el poder, y mucho más acceso a información. Tiene mucho más material que puede sacar o contar», reflexionan con preocupación.
Pedro Sánchez está dando pruebas de compartir esa inquietud al no querer atacar de manera personal, directa ni agresiva a su último secretario de Organización en el PSOE, pese a que ha sido el que ha puesto en mayor peligro la continuidad del Gobierno. Desde que se conoció el demoledor informe de la UCO, el jefe del Ejecutivo se ha echado la culpa a sí mismo por haber confiado en él, ha hablado de que su nombramiento fue un error, ha lanzado ataques generales a la corrupción y los corruptos, pero sus palabras de mayor repulsa se han dirigido a las conversaciones que mantuvieron José Luis Ábalos y Koldo García sobre mujeres, en las que no participó Cerdán.
«El presidente estaba muy agradecido a Santos porque le consiguió el pacto con Puigdemont que le dio la legislatura pero no solo, también fue una pieza importante en las negociaciones con Bildu, con el PNV también tuvo entrada por su relación con los socialistas vascos aunque esporádicamente... Se llevó siempre todos los golpes y eso el presidente lo valoraba mucho. En las reuniones del Gobierno en el Congreso los días de sesión de control, Santos estaba allí y participaba como si fuera un ministro más», coincide un alto cargo.
El riesgo de que el exsecretario de Organización decida tirar de la manta y contar los entresijos políticos de las negociaciones y pactos de esta etapa de Gobierno se percibe como real, potencialmente peligroso y, sobre todo, imposible de predecir. En parte, por el engaño generalizado al que, insisten, les sometió Cerdán. «Nadie vio venir esto. El presidente no se lo esperaba, nos pilló por sorpresa a todos. Por tanto, Santos puede hacer cosas que ninguno imaginaríamos o esperaríamos. No es la persona que pensábamos conocer, no podemos descartar nada», concluyen. No se discute que la hoja de ruta de la resistencia marcada por Sánchez es la correcta pero hay coincidencia dentro del Gobierno en que «si se logra aguantar» los dos próximos años «pueden ser de pesadilla».