España cae ante la República Checa y se complica la vida para acceder a los cuartos del Mundial femenino de balonmano
La selección española femenina de balonmano ha perdido este viernes su primera oportunidad de sellar el billete a los cuartos de final del Mundial y deberá ganar el próximo domingo (16:30, Teledeporte y RTVE Play) a la de Países Bajos si quiere acceder a la siguiente ronda, tras caer por 30-22 ante la de República Checa. Un claro marcador que reflejó la superioridad de un conjunto checo, que, liderado en defensa por la portera Petra Kudlackova y en ataque por la lateral Marketa Jerabkova, autora de 9 dianas, desarboló por completo a las Guerreras.
Consciente de la superioridad física del conjunto checo, el preparador español, Ambros Martín, trató de dotar de la máxima velocidad al juego de las Guerreras con la presencia de un ejército de jugonas. De hecho, no dudó en dejar fuera de la convocatoria a la lateral derecho Mireya González, la jugadora con más capacidad de lanzamiento del equipo español, para apostar por la mayor movilidad de Paulina Pérez, una extremo reconvertida. Apuesta que si bien no pudo salir mejor a la selección española, que a base de un sensacional trabajo de piernas impidió coger la distancia de lanzamiento a las cañoneras checas, no tuvo los mismos resultados en ataque.
A falta de una amenaza creíble en el lanzamiento español, el único camino al gol para la selección, eran las conexiones con las pivotes Lysa Tchaptchet y Kaba Gassama, que estuvieron perfectamente controladas en todo momento por las defensoras checas. Un problema al que se unió la incapacidad del equipo español para hacer llegar el balón con ventaja a las extremos, el otro habitual camino hacia el gol de las Guerreras. Y cuando España logró encontrar la manera de superar a la defensa checa, las de Ambros Martín se empeñaron en estrellarse una y otra vez con la guardameta Petra Kudlackova, que cerró la primera parada con diez intervenciones.
Esas carencias ofensivas no sólo fueron minando a un conjunto español cada vez más ofuscado, sino que permitió a la República Checa sacar a relucir su veloz juego de transición. Si en ataque estático la intensidad defensiva de jugadoras como Maitane Etxeberria o Paula Arcos había permitido a las Guerreras contrarrestar la fortaleza de las lanzadoras checas, a campo abierto y en carrera nada pudo hacer la defensa española. Una circunstancia que llevó a España de perder por tan sólo un tanto (9-8) a menos de ocho minutos para la conclusión del primer tiempo a encontrarse con una desventaja de cinco (13-8) tras encajar un parcial de 4-0.
Un anticipo de lo que ocurrió en el arranque de la segunda mitad, en el que España se condenó irremediablemente a la derrota tras encajar un parcial de 6-2 que elevó la renta del conjunto checo hasta las ocho dianas (19-11). El contundente resultado obligó a Ambros Martín a arriesgar el todo por el todo con continuos cambios de jugadoras y defensas, incluida una individual por todo el campo aprovechando una superioridad numérica, que alimentaron por momentos la esperanza de una remontada. De hecho, las Guerreras, aferradas a la efectividad de Paulina Pérez, de largo la mejor jugadora del equipo español, llegaron a situarse a tan sólo cuatro tantos (19-15) a falta de más de dieciocho minutos para la conclusión.
Pero si España pareció mejorar algo en ataque, en defensa las de Ambros Martín volvieron a mostrar numerosas lagunas no sólo ya a la hora de controlar las veloces transiciones del equipo checo, sino también en estático, donde fueron incapaces de controlar los lanzamientos de la lateral Marketa Jerabkova. Cañonazos que condenaron al conjunto español a una dura derrota (30-22) que le obligará a vencer el próximo domingo a los Países Bajos, su verdugo en la final del Mundial de Japón 2019 y que cuenta por victorias sus partidos en el torneo.
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