Pedro Sánchez apunta al inminente reconocimiento de Palestina y más gasto militar para un mundo inestable

Mientras la política española vive en el barro de la corrupción y la tensión electoral, la agenda de casi todos los países de su entorno está en otro sitio. La inquietud por la guerra en Ucrania, con el riesgo de que Rusia gane posiciones en primavera, y la guerra en Gaza, con el riesgo de que se extienda a un conflicto regional, ocupa buena parte de las discusiones políticas en Europa y en otros continentes. En ese contexto, Pedro Sánchez ha expuesto este miércoles en el Congreso la línea geoestratégica de La Moncloa, que es la base de su agenda internacional, llena de viajes para buscar apoyos al reconocimiento de Palestina y para intentar ayudar a que Ucrania no pierda la guerra con Rusia. El presidente ha apostado también, en contra de lo que hizo el PSOE en el pasado, por aumentar sustancialmente el gasto en Defensa, algo que rechaza abiertamente Sumar, el otro socio de la coalición de Gobierno.

“España, señorías, está preparada para reconocer al Estado palestino”, ha dicho el presidente, apuntando a que ese paso, que dará el Consejo de Ministros, es inminente. Sánchez hará una gira esta semana para intentar convencer a otros líderes europeos de que ese reconocimiento se haga de forma conjunta, pero en cualquier caso la decisión de que España lo haga está tomada y solo falta ponerle fecha. El presidente ha reivindicado además su apuesta: “El mes pasado me reuní con los primeros ministros de Irlanda, de Eslovenia, de Malta, para impulsar este trascendental paso. Y en las próximas semanas daré continuidad a este esfuerzo con una ronda de visitas y llamadas a líderes internacionales. Y lo haré porque es lo justo, porque así lo demanda la mayoría social, porque también es en el interés geopolítico de Europa y porque la comunidad internacional no podrá ayudar al Estado palestino si no reconoce su existencia” ha remarcado.

“El mundo es consciente de nuestro liderazgo en este asunto. Oriente Medio, también; en estos últimos seis meses he visitado Mauritania, Marruecos, Israel, Palestina, Irak, Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Qatar, y he conversado sobre posibles soluciones a este drama”, ha proseguido Sánchez, que se ha felicitado de que, gracias a ese trabajo suyo, en esos países se vea a España como “un actor coherente, que está sirviendo de puente entre culturas, apostando por la paz”. Y ha concluido: “La España de hoy no se conforma, como hacía antes, con ser un mero observador internacional. Es un actor de primer orden”.

El presidente quiere hablar de agenda internacional y se indigna con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que intenta llevar el debate a la batalla nacional y que sostiene que Sánchez usa la política internacional para tapar sus problemas políticos en España. “La nada y el lodo”, ha resumido el presidente en la réplica. Feijóo dedicó unos minutos al frente internacional para confirmar que el PP apoya la solución de los dos Estados y, por tanto, el reconocimiento de Palestina que ya defendió hace una década. Aunque planteó que ese reconocimiento sea “resultado de un proceso negociador” y que cuente con el respaldo de “más países de peso”.

Sánchez ha trasladado una visión muy inquietante de la situación de inestabilidad del mundo, que le ha llevado a defender un aumento muy fuerte del gasto en Defensa. “En este contexto internacional tan delicado, para garantizar nuestra seguridad, para disuadir a quienes no comparten nuestro proyecto de paz y de democracia que es Europa, los europeos tendremos que reforzar también nuestra industria de la seguridad y de la defensa”, ha aseverado. “Señorías, hemos desatendido este asunto durante demasiado tiempo. Quizás lo hemos hecho por razones correctas, porque había otras prioridades más importantes, y porque de algún modo confiábamos en que invertir menos en defensa y seguridad ayudaría a reducir la beligerancia entre Estados. Ha sido así dentro de Europa y hay que reconocerlo, donde se ha instalado una paz admirable y también duradera, pero no ha ocurrido así en nuestra vecindad. Por eso debemos actuar en consecuencia. La Unión Europea registra un déficit de inversión en defensa de 56.000 millones de euros”, ha asegurado Sánchez. El portavoz de Sumar, Íñigo Errejón, ha rechazado de plano este aumento del gasto en defensa, pero el presidente parece completamente decidido a llevarlo adelante.

Sánchez plantea que Europa no se puede permitir que Putin gane la guerra en Ucrania. “Tenemos serias carencias en industria de defensa, a pesar de que la economía europea es siete veces más grande que la economía rusa. Y este es un problema porque, aunque Putin no ha ganado la guerra, tampoco la ha perdido. Y existen razones de peso para creer que, si no aumentamos nuestro apoyo al gobierno de Ucrania, , el frente ucraniano podría retroceder posiciones esta primavera. Ademas, la vigilancia rusa va a ir ‘in crescendo’, con más ciberataques a nuestras infraestructuras críticas, con más campañas de desinformación para polarizar nuestras democracias, con más intentos de desestabilización en Moldavia, en los Balcanes Occidentales, en Georgia, en Libia y en el Sahel”, ha clamado Sánchez para defender el aumento de gasto en defensa y los 5.000 millones de euros adicionales de apoyo a Ucrania y el nuevo programa de desarrollo militar con 1.500 millones de euros que ha aprobado el Consejo Europeo. Aún así, Sánchez rechaza el discurso militarista de algunos dirigentes europeos. “Los españoles deben estar seguros de que el objetivo no es escalar el conflicto ni tampoco convertir la economía europea, como dicen algunos, en una economía de guerra. Se trata de aprovechar el impulso actual para reforzar nuestras capacidades de defensa”.

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Desde que arrancó su viaje a Jordania, Arabia Saudí y Qatar, Sánchez ha optado por reforzar su agenda internacional y tratar de traer a la agenda española los asuntos que realmente dominan los grandes debates políticos en todo el entorno europeo, pero también en los países árabes, en los latinoamericanos, en EEUU. El presidente trata así de salir del barro de la política española para intentar mostrar que hay otra agenda y que La Moncloa tiene ahí una posición clara. En el ambiente tenso del Congreso, donde rápidamente las cuestiones se llevan a otros terrenos y se convierten estos cruces en un minidebate del Estado de la nación, Sánchez ha decidido intentarlo con el discurso tal vez más claro sobre política internacional de los que había pronunciado en el Congreso.

Pero además, Sánchez ha aprovechado para desgranar toda su política económica y los logros conseguidos por España con su presión dentro de la UE, como la reforma del mercado eléctrico. El presidente ha hecho así una especie de minidiscurso de investidura, en un momento muy delicado de la legislatura, para mostrar que a pesar del enorme ruido político, él está decidido a cumplir su mandato de cuatro años y desarrollar su proyecto.

“En 2023 nuestro país creció cinco veces más que el conjunto de la Unión Europea y, de acuerdo con las proyecciones de todos los organismos internacionales, será el que más crezca en el año 2024 y en el año 2025, entre las cinco mayores economías, con una tasa que doblará el crecimiento medio de la Unión Europea. Y, además, no solamente estamos creciendo, sino que también estamos creando empleo, más que nunca, más de medio millón solo el último año”, ha arrancado Sánchez. “Y este avance no se está quedando en los bolsillos de unos pocos. Desde que gobernamos, España es el 4.º país de la UE donde más ha caído la desigualdad de rentas. Todo esto mientras conseguimos sanear nuestras cuentas públicas. España cerró el año 2023 con un déficit del 3,7% del PIB, la mitad que Francia y que Italia”, ha rematado.

Sánchez admite que la tensión política y la dureza de la oposición dificultan mucho colocar en agenda los datos económicos, pero insiste en que va a seguir adelante y terminará la legislatura: “algunos quieren ocultar esta realidad bajo el fango. Quieren ocultar los buenos resultados del Gobierno y su ausencia de proyecto político bajo el ruido, la calumnia y la crispación. Están usando las ya conocidas técnicas trumpistas y bolsonaristas, una internacional ultraderechista que trata de debilitar nuestra democracia, intoxicar el debate público tal y como ocurre en otras muchas democracias del mundo. Y yo reconozco que es difícil luchar contra ellas, pero los ciudadanos tienen mi compromiso de que lo vamos a hacer. Ninguna de estas dificultades nos va a frenar. Tenemos más de tres años por delante de legislatura para continuar transformando España, para que haya más prosperidad, más empleos, más derechos, más peso internacional, más convivencia”, ha rematado. El mensaje de fondo es claro: el Gobierno sigue, pese a su debilidad parlamentaria y el durísimo ambiente electoral que se vivirá hasta las europeas de junio, y en La Moncloa están convencidos de que la lluvia fina de los buenos datos económicos y de la agenda internacional poco a poco se irá imponiendo a la batalla diaria de la política española, muy alejada de los temas que dominan la agenda internacional.

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