Luis Planas, un ministro diplomático para calmar al campo

El valenciano Luis Planas (1952) es uno de los ministros que repetirá en el cargo. Seguirá al frente de Agricultura, Pesca y Alimentación, la cartera que asumió en 2018 y en la que este licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia aspira a permanecer cuatro años más si la legislatura se agota. Le tocará por tanto seguir buscando soluciones para un sector muy golpeado por la sequía y el alza de precios de los fertilizantes, la energía y otros insumos.

Planas fue elegido diputado por Córdoba muy joven, a los 30 años, y desde entonces este inspector de trabajo suma más de cuatro décadas en la política activa. En ese tiempo ha ido saltando de un nivel a otro de la Administración. Entre otras cosas, fue ponente de la ratificación del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas, ha sido varias veces consejero en el Gobierno andaluz en distintas épocas, jefe de Gabinete del vicepresidente de la Comisión Europea Manuel Marín (1996-1999), y del entonces comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, entre 1999 y 2004 o embajador de España en Marruecos (2004-2010), donde permaneció hasta ser designado Representante Permanente ante la Unión Europea (2010-2011).

Tras ese cargo, fue consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía (2012-2013), un periodo breve donde vio pasar a dos presidentes: Manuel Chaves primero y José Antonio Griñán después, y donde le tocó la fase final de la negociación de la Política Agraria Común (PAC). En 2013 quiso ir un paso más allá, e intentó vencer al poderoso aparato del PSOE andaluz y disputarle la secretaría general a Susana Díaz. No lo consiguió, y Bruselas fue de nuevo la salida: fue secretario general del Comité Económico y Social Europeo (2014-2018), el último cargo que desempeñó antes de llegar a su actual posición en el Ministerio.

Ya desde el Gobierno de España, ha negociado la reforma de la PAC, que ha supuesto un cambio drástico en las ayudas agrarias. “Los resultados son muy satisfactorios para España”, dijo tras la firma del acuerdo en 2020, cuando consiguió evitar el peor escenario de un fuerte recorte de ayudas para España, que recibirá 47.682 millones de euros hasta 2027, unos 6.800 millones de euros cada ejercicio.

También se ha visto obligado a desplegar todas sus habilidades como negociador en el ámbito doméstico. A principios del año pasado, cuando los agricultores amenazaron con levantarse por la subida de los precios de los combustibles y la nueva PAC, y llegaron a manifestarse en Madrid más de 150.000 personas, logró aplacar las protestas en pocos días.

Pero las movilizaciones amenazan con regresar. El pasado julio, a poco más de dos semanas de las últimas elecciones, otra tractorada reclamaba un aumento de las ayudas para afrontar la sequía y la elevada inflación, que ha hecho multiplicarse el precio de productos tan cotidianos como el aceite de oliva, y ha puesto el foco del Ejecutivo en la búsqueda de medidas para rebajar la factura alimentaria, que si bien ha dado señales de alivio, aún crece casi a doble dígito según el Instituto Nacional de Estadística.

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