El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la primera resolución de alto el fuego para Gaza en seis meses de guerra
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Tras el veto de Rusia y China, el viernes, a un proyecto de resolución de alto el fuego vinculado a la liberación de los rehenes que, tras un mes de negociaciones, había presentado Estados Unidos, nadie esperaba nada de la réplica instantánea al fiasco por parte de los países no permanentes del Consejo de Seguridad: los electos, los que carecen del derecho de veto. Pero el mismo viernes, tras fracasar la propuesta de resolución de EE UU, que vinculaba el alto el fuego sostenido a la liberación de todos los rehenes en manos de Hamás, siete miembros no permanentes, a los que enseguida se sumaron los otros tres (Argelia, Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del Sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza), respondieron con su propia propuesta: una resolución de alto el fuego durante el mes de Ramadán, que este lunes ha sido aprobada por unanimidad, gracias a la abstención de EE UU, por los 14 miembros del Consejo. Si la aprobación del texto constituye una sorpresa ―por el escaso margen de maniobra para sacar adelante la primera resolución de alto el fuego en seis meses de guerra―, también lo supone la abstención de Washington.
La resolución, como todas las emitidas por el órgano de la ONU encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales, es vinculante, lo que teóricamente obliga a las partes ―a Israel y a Hamás― a acatarla. Pero lo sea o no, la aprobación de esta iniciativa es también un pequeño hito en el devenir del Consejo, ya que nadie esperaba nada tras el continuado recurso al veto por parte de tres de los cinco miembros permanentes: EE UU, que anteriormente había vetado tres proyectos de alto el fuego cuando Washington, de consuno con Israel, argüía que daría oxígeno a Hamás y entorpecería las conversaciones patrocinadas por Egipto y Qatar; y Rusia y China, que vetaron la única propuesta de alto el fuego presentada por Washington al Consejo, el viernes pasado, al igual que habían vetado otra en octubre de menor alcance y en la que ni se planteaba la posibilidad de un cese de las hostilidades.
La primera resolución vinculante de frenar los bombardeos en seis meses de guerra solicita “un alto el fuego inmediato para el mes de Ramadán respetado por todas las partes que conduzca a un alto el fuego sostenible y duradero, y exige también la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, así como que se garantice el acceso humanitario para atender sus necesidades médicas y humanitarias, y exige además que las partes cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional en relación con todas las personas que detienen”.
La resolución del Consejo de Seguridad también “hace hincapié en la urgente necesidad de ampliar el flujo de ayuda humanitaria y reforzar la protección de los civiles en toda la franja de Gaza y reitera su exigencia de que se levanten todas las barreras a la prestación de ayuda humanitaria a escala”, cuando el enclave se halla al borde de la hambruna por el bloqueo israelí de los convoyes humanitarios por carretera. Y ante la inminente ofensiva terrestre sobre Rafah, que EE UU rechaza tajantemente y que Netanyahu asegura seguirá adelante.
La abstención de EE UU expresa, negro sobre blanco en el texto de la resolución, el paulatino cambio de actitud de la Casa Blanca de Joe Biden ante la guerra, con crecientes críticas al Gobierno de Benjamín Netanyahu como las formuladas hace dos semanas por el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, animando a los israelíes a buscar un recambio en las urnas al primer ministro. O la también demócrata, de la facción más progresista, Alexandria Ocasio-Cortez, que el viernes rompió el tabú en torno a la palabra genocidio al calificar de tal la actuación del ejército israelí en Gaza, algo a lo que se había resistido. El conflicto entre Israel y Hamás se ha convertido en una carta electoral más en EE UU cuando quedan solo siete meses para las elecciones presidenciales, con serias advertencias al presidente Biden por su apoyo a Israel por parte de votantes jóvenes y los de origen árabe.
La abstención de Washington este lunes puede haber enconado más las posturas. Cuando aún colean las palabras de Schumer, que Netanyahu tildó de injerencia, la radio del ejército israelí ha informado hoy, poco antes de que comenzara la reunión del Consejo de Seguridad, de que Netanyahu cancelaría el viaje previsto de una delegación a Washington si Estados Unidos no vetaba el texto.
Además de la novedosa abstención estadounidense ―lo había hecho previamente en otras dos resoluciones, pero ninguna de ellas de alto el fuego, sino en pro de pausas en los combates para crear corredores humanitarios―, la votación mostró la unanimidad del resto del Consejo, ya que los 14 miembros restantes votaron a favor del texto. Aunque seis meses de guerra después, el texto aprobado este lunes supone, simbólicamente, el triunfo de los pequeños en un Consejo bloqueado por el añejo sistema de veto, cuya reforma ha solicitado el secretario general de la ONU, António Guterres.
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