El PP vincula el giro con Kosovo a la necesidad del PSOE de conseguir los votos del independentismo
Denuncian que la decisión puede abrir la puerta a que «en un futuro cualquier país acepte un hipotético pasaporte catalán»
«En nuestro caso, no reconocemos los pasaportes», insistió Albaraes, rechazando así que España siguiera los pasos de Grecia y Eslovaquia, países de la zona Schengen que tampoco reconocen la independencia de Kosovo, aunque sí sus documentos. Pero el sábado, nueve meses después y sin anuncio previo, fue el viceprimer ministro kosovar, Beslik Bislimi, quien destapó en redes sociales el cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez. «Ahora incluso España reconoce los pasaportes de la República de Kosovo», celebró.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se limitaron a confirmar la decisión, pero no han dado explicaciones sobre el giro. Preguntados por ABC, se limitaron a subrayar que se trata de una decisión europea y en ningún caso implica el reconocimiento de la soberanía kosovar. En un acto en Herencia (Ciudad Real), donde visitó dos ambulancias blindadas que serán enviadas a Ucrania, Albares enmarcó ayer en la normalidad la decisión española, pero no explicó por qué no ha sido anunciada. «La posición de España no ha variado. Sigue sin reconocer la independencia o soberanía de Kosovo porque no reconocemos declaraciones unilaterales de independencia», justificó.
La aceptación del pasaporte kosovar no es un asunto baladí para España, ya que el separatismo catalán recurre periódicamente al caso de Kosovo como ejemplo de reconocimiento internacional. De hecho, España se ha mantenido como uno de los países que no ha reconocido nunca a Kosovo, que declaró su independencia de Serbia en 2008, para evitar sentar un precedente que pudiera ser utilizado por los secesionistas catalanes y vascos.
Ahora, el Partido Popular ha avisado del peligro del cambio de postura del Gobierno con el pasaporte, que ve como un «guiño» al independentismo, algo que Albares rechazó ayer tajantemente. «He visto algunas declaraciones absolutamente absurdas», censuró el ministro sobre posibles pasos hacia el reconocimiento kosovar.
Además, el Gobierno español reivindica que no quiere ser «obstáculo» para el diálogo entre Belgrado y Pristina y tampoco entre Kosovo y la Unión Europea, que lidera el Alto Representante, Josep Borrell. «Toda esa es nuestra posición, pero debe quedar claro que nuestra posición es constante y de no reconocimiento», zanjó ayer Albares.