La receta de Felipe y Aznar no vale para Sánchez y Feijóo

El coloquio de los expresidentes -ambos recibían la medalla de honor del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica- versaba sobre la coyuntura internacional actual. Y se repitieron algunas coincidencias, sobre todo en los destrozos que puedan venir de la mano de Donald Trump. González habló de «un desastre sin paliativos» y Aznar, muy crítico en algunas cuestiones como el supuesto «saqueo» de los socios europeos a Estados Unidos que denuncia el presidente republicano, insistió en que España no puede permitirse una mala relación con la primera potencia del mundo.

Pero lo que quedó en evidencia tras su conversación es lo que ya no existe en la política española ni se recuperará, al menos, esta legislatura. Aznar apeló a los dos momentos en la historia de España en los que el reencuentro de los españoles estuvo por encima de todo lo demás: la Restauración primero y la Transición después. «El éxito fue que los españoles dijeran vamos a aceptar al otro». Y continuó: «El riesgo que tenemos ahora es que eso deje de ocurrir. La democracia consiste en pensar diferente pero ir juntos», recalcó.

Felipe González se había detenido minutos antes en recordar que ni él ni su sucesor en la Moncloa -que estaba a su lado- estuvieron en «la extrema derecha o la extrema izquierda». Aznar asentía. Y que «en los momentos sustanciales» una vez más es ese espacio de centralidad el que se debe compartir por muchos enfrentamientos que surjan.

La receta no vale para Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El presidente del Gobierno, que habló de «levantar un muro» en el discurso de su investidura, ha renunciado a llegar a acuerdos con el principal partido de la oposición. Sus alianzas con la izquierda y los independentistas son inamovibles. El PP ha hecho intentos en algunos momentos -el más reciente, el paquete de ayudas contra los aranceles de la Administración Trump- y fracasoó tras reconocer que se había sentido «engañado» por el Gobierno. Justo al mismo tiempo cerraba un acuerdo con Junts.

La conclusión a la que llegan tanto en Génova como muchos dirigentes populares es que Sánchez «prefiere perder votaciones a depender del PP» y que su supervivencia política pasa necesariamente por aislar al partido de Feijóo. También han ido ganando peso las voces dentro de los conservadores que piensan que con Sánchez «no se puede hablar nada» y que reniegan de cualquier acuerdo por muchos espacios compartidos que debieran existir. Insisten en que no pueden salvar al PSOE ni una sola vez.

Lo que también quedó claro en el coloquio es que el PP sí escucha a Aznar. La secretaria general, Cuca Gamarra, y el responsable económico, Juan Bravo, permanecieron atentos las reflexiones de los expresidentes. Del PSOE solo se vio a Juan Lobato, ya exlíder de los socialistas madrileños, apartado del partido y que, sin embargo, sí quiere escuchar a Felipe González.