La joven escaladora que ha 'conquistado' las 14 cimas más altas del mundo
"De mayor quiero ser montañera, y escalar las cimas más altas del mundo, y ser una de las más jóvenes en poder hacerlo"... El sueño infantil de la británica Adriana Brownlee, plasmado en aquella redacción escolar a los ocho años, acaba de hacerse realidad antes de lo que ella esperaba.
Con 23 recién cumplidos, y en menos de cuatro años desde que conquistó el Everest en 2021, Adriana ha escalado las 14 cimas más altas del mundo. La última ha sido el Shishapangma, en el Tíbet, coronado hace poco más de una semana, pese a las serias dificultades en el tramo final, cuando empezó a sentir náuseas y a pagar cara su decisión de no usar oxígeno suplementario...
"El último tramo fue muy emotivo y rompí a llorar. Llegamos justo al amanecer, bajo un cielo claro y bellísimo. Volví a llorar al recordar que era la última de las 14 montañas más altas de 8.000 metros que me había propuesto escalar y que por fin había hecho historia".
64 montañeros han logrado la proeza, pero Adriana Brownlee es la más joven, recogiendo el testigo de su compatriota Alan Hinkes, que completó la hazaña en 2005: "Yo tardé 17 años en poder escalarlas, y ella lo ha logrado en menos de cuatro... Eso sí que tiene mérito. Poder lograrlo en tan poco tiempo requiere una dedicación completa y una gran resistencia para sobrellevar el sufrimiento".
"Siempre he sentido amor y fascinación hacia las montañas, desde muy niña", recuerda Adriana Brownlee, nacida en Londres, pero curtida en las altitudes gracias a su padre escalador, Tony Brownlee. A los nueve años, la chavala ya hizo historia con minúsculas al completar el Reto Nacional de los Tres Picos (las tres montañas más altas de Inglaterra, Gales y Escocia) en 22 horas.
La obsesión fue a más con los años, hasta el punto de que decidió renunciar a sus estudios en la Universidad de Bath para poder dedicarse en cuerpo y alma a la escalada, sin importarle los planes de futuro: "Cada uno debe de ser capaz de crear su propio destino y elegir un viaje que sea totalmente único y que te haga feliz".
Con su padre siguió escalando Adriana, y antes de cumplir los 18 había coronado ya el Aconcagua y el Kilimanjaro. Después, vendrían el Mont Blanc y la pirámide del Matterhorn, ambos escalados en cuestión de dos días y medio. El 31 de mayo de 2021, con apenas 20 años, tocó el techo del mundo, la cima del Everest (8.849 metros).
Ese mismo año decidió afincarse temporalmente en Nepal, y de un tirón ascendió al Manausli y al Dhaulagiri. En 2022 tomó carrerilla y completó nada menos que siete escaladas por encima de los 8.000 metros: del Annapurna al mítico K2. Un año después viajó a la frontera entre Pakistán y Xinjiang, en China, para merendarse el Gasherbrum I y el Gasherbrum II. Y, como postre, ese mismo año se zampó el Cho Oyu en Tíbet.
Tras la conquista de la cima número 14, el Shishapangma, ha decidido hacer un alto en el camino y tomarse un respiro en el Himalaya antes de volver a poner los pies en eso que llaman civilización: "Quiero seguir entre montañas porque es mi vía de escape, donde me siento realmente conectada conmigo misma. Ascender es para mí una motivación intrínseca, una manera de cumplir mis objetivos y llegar más allá. Me gustaría ayudar a otra gente a cumplir sus sueños y a crear una nueva generación de escaladores".