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El salario del presidente de Estados Unidos está fijado por ley en el United States Code. Esta normativa establece que el mandatario recibe una remuneración anual de 400.000 dólares, cantidad que se ha mantenido sin cambios desde 2001, cuando se aprobó el último incremento durante la administración de George W. Bush.
El salario presidencial se paga de forma mensual, lo que equivale a 33.333 dólares al mes. A esto se suma una asignación de 50.000 dólares destinada a cubrir gastos oficiales relacionados con sus funciones. Esta asignación no forma parte de su sueldo y cualquier sobrante debe ser devuelto al Tesoro al final del año fiscal.
Ambos montos, tanto el salario como la asignación, están sujetos a impuestos, lo que significa que el presidente debe tributar por ellos. No existe exención fiscal para estos ingresos, a pesar de estar relacionados con el ejercicio de sus responsabilidades como Jefe del Ejecutivo.
Además del salario, el presidente tiene derecho a residir en la Casa Blanca, donde puede usar todos los bienes y mobiliario disponibles en la residencia oficial. Este beneficio incluye el acceso a la totalidad de las instalaciones y recursos que pertenecen a la vivienda presidencial.
El cargo también otorga el uso exclusivo de varios medios de transporte oficiales, como el Air Force One, que forman parte de las herramientas necesarias para el cumplimiento de sus funciones.
El salario presidencial se reguló por primera vez en 1949, y en 2001 fue cuando se duplicó de 200.000 a 400.000 dólares, cifra que no ha vuelto a ser modificada desde entonces.