Haaland lo vio desde el banquillo
Decepcionante eliminatoria del delantero noruego, que no ha marcado al Madrid con el Manchester City
Por supuesto, Rodrygo, ni el más virtuoso ni el más regular de los delanteros madridistas, fue el primer nombre destacado de la noche. Bellingham, que cuajó unos 20 minutos iniciales muy potentes, filtró un balón hacia Vinicius, que en el minuto 12 ocupó de manera esporádica la banda derecha. No dudó el brasileño en centrar y fue entonces cuando su compatriota agitó la varita.
Su primer remate fue nefasto, duro hasta para la vista, con la rodilla y directo al guardameta Ederson. Pero tiene un imán el paulista para las fotos históricas y el rechazo se le insinuó sin miramientos. El atacante ya suma casi tantos goles en la Champions como en la Liga. Si en competición nacional ha anotado 26 en 138 duelos, en el plano continental ya ha firmado 20 en 48 apariciones, cinco de ellos solo esta campaña. Ya le metió al City en la ida y edificó la primera piedra de la victoria en la vuelta.
Nacho, capitán ante la tempestad británica, también firmó una actuación fantástica. Vivía el canterano una temporada áspera, con pocos minutos y con alguna acción más dura de la cuenta en el torneo liguero. Pero, con Tchouaméni sancionado, le tocó al veterano enfrentarse al monstruo Haaland. Y el resultado fue de los más satisfactorio, cercado el noruego pese a que Guardiola lo lanzó contra el zaguero, esperanzado el catalán en que la diferencia de físico marcase diferencia. No fue el caso.
Pero es posible que el madridismo ya tenga un nuevo ojito derecho, y ese es Andriy Lunin. El ucraniano, tras años a la sombra de Courtois, aprovechó la lesión del belga, se impuso a Kepa por la titularidad esta campaña y le detuvo dos penaltis a los ingleses.
Ante Bernardo Silva, tuvo la frialdad de quedarse en el centro, una rareza pues los porteros siempre se lanzan hacia alguno de los lados. Cosa que sí hizo ante Kovacic, kilométrica su estirada ante el croata. «Estoy cansado, es la primera vez en mi carrera que me enfrento a un desafío así, de 120 minutos y una tanda de penaltis de máxima exigencia», reconoció con sencillez.