Así lo han anunciado este lunes el alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que han cifrado en 4,5 millones de euros el presupuesto de estas obras, cuyo proyecto saldrá a licitación en abril y que se espera que se inicien a principios del año que viene y se ejecutará de forma «ultrarrápida» y conviviendo con la actividad.
La de Valladolid estaba entre las estaciones con más antigüedad de la Comunidad que había quedado fuera del programa de reforma que desde hace años acomete el Ejecutivo autonómico en las instalaciones de su titularidad. El motivo era la nueva que está planificada junto a la de tren en el proyecto de integración ferroviaria, pero que no se la espera a corto plazo.
Esta edificación será levantada por la Junta pero se requiere de una parcela y de una serie de trámites en el seno de la Sociedad Alta Velocidad que todavía no se han dado, y que desde su planificación en 2017 se contemplaba como un proyecto que tardaría años en llegar. En este escenario, la Junta ha optado, finalmente, por no y «no seguir demorándolo», ha explicado Mañueco.
A la espera de que el «Gobierno tome algunas decisiones y dé pasos necesarios» para la ejecución de esa futura estación que «Valladolid merece», «no vamos a estar de brazos cruzados», ha añadido el presidente de la Junta. Así, «hasta que la nueva pueda hacerse» se procederá a renovar y modernizar la que está en servicio.
Carnero ha defendido que en la decisión ha sido determinante su apuesta. Y es que asegura que los socialista no la reclamaron durante su etapa en el Ayuntamiento a la Junta, que tiene la titularidad, sino que lo hicieron ya desde la oposición. Desde el «nuevo equipo» ha habido «comunicación» con el Ejecutivo autonómico, ha apuntado.
Sea como fuera se espera que con esta actuación se den unas «mejores condiciones» en unas de las «puertas de entrada» a la ciudad que actualmente presenta un estado bastante degradado, coincidieron en señalar Carnero y Mañueco, quienes aprovecharon la presentación para insistir en el «soterramiento» de las vías del tren como modelo de ciudad.