Los sospechosos fueron detenidos ese mismo día y desde el de Reyes estaban en prisión provisional, acusados de robo con violencia y tenencia ilícita de armas, con el agravante de uso de disfraz.
En esta causa se señalaba como cabecilla al español A. M., único asaltante que no se cubrió la cara y para quien el Ministerio Fiscal pedía 5 años de prisión.
Sin embargo, sus defensores, de Ospina Abogados, pusieron sobre la mesa una versión muy distinta, que ha sido la que ha prevalecido por el juzgado de Móstoles que lleva el caso. El escrito de defensa aduce que el encartado «despertó esa mañana de su casa de Madrid»: «Después de pasar la noche con su novia, pidió un taxi y acudió al establecimiento objeto del asalto para recoger personalmente su iPhone 12, que había dejado reparando».
Ospina defiende que, una vez ya en el interior del establecimiento, alrededor de las 11.40 horas, llegó «un grupo de personas totalmente desconocidas» para su patrocinado: «Lejos de lo que sostiene el Ministerio Fiscal y de manera totalmente fortuita y para su mala suerte, al percatarse de que estaban perpetrando un atraco, con el ánimo de apaciguar los ánimos y que no se produjeran daños personales, intermedió entre ellos, llegando a sujetar al propietario no para asaltarle, sino para evitar contacto entre asaltantes y atracado».
Así, la defensa considera que la «acusación que se formula contra A. M. es errónea», y ha solicitado la absolución contra él.
Finalmente, el juzgado de lo Penal número 5 de Móstoles, a la vista de la ausencia de pruebas directas contra el acusado y del testimonio del propio atracado (que no dudaba de las buenas intenciones del acusado)lo ha declarado inocente.