Here (Aquí): Zemeckis rejuvenece y envejece a Tom Hanks y a Robin Wright en un juego de espejos rotos (***)
San Agustín, como todo santo y sabio que se precie, sabía unas cosas y otras no. Sabía, por ejemplo, lo que era el tiempo, pero solo si no pensaba en él y nadie se lo preguntaba. Ahora bien, era verse delante de la pregunta directa y clara por la definición de tiempo y se ofuscaba. "Ni la más remota idea", contestaba el de Hipona. Y para que nadie le tomara por lo que no era, añadía aquello tan socorrido de "si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si nada existiese, no habría tiempo presente". Era santo, pero no idiota. Es decir, el hombre tenía claro que el tiempo es una de esas herramientas que todo el mundo maneja para moverse con soltura por la vida, pero que nadie sabe exactamente dónde la dejó la última vez que la usó. Como el destornillador de punta de estrella. A Robert Zemeckis —de profesión director de cine que no padre de la Iglesia— le sucede algo parecido. Tiene claro que el arte del cinematógrafo discurre en el tiempo y, de forma radical, que en su esencia no es más que tiempo. Pero, a poco que se pone a pensar en él, se lía.
'Here (Aquí)', basada en la novela gráfica de Richard McGuire, es quizá el ejemplo más sublime y arriesgado de un director digamos convencional (o no de autor en su sentido más genuino) de acercarse no tanto a san Agustín como a la naturaleza del tiempo. La idea es sencilla (ambiciosa hasta la exasperación, pero simple): se trata de dejar la cámara en un sitio y ver qué pasa. Nada más. Eso sí, el lapso de tiempo no es un año ni un siglo ni mil millones de milenios sino siempre. Es decir, el lapso de tiempo es el propio tiempo. Se empieza en la formación misma de la Tierra y se termina (evolución mediante y con el debido permiso de Mayor Oreja y sus mariachis de las cavernas) en el instante presente. Fascinante, sin duda, y, aunque sea un adjetivo muy manoseado, hipnótico.
Para ello, y para añadir una capa más al asunto, el director cuenta con la colaboración de dos intérpretes a su modo eternos. La carga de la prueba (los protagonistas) no son otros que Tom Hanks y Robin Wright. Es decir, los mismos a los que vimos envejecer en la ficción en 'Forrest Gump' y en la realidad en cada una de las películas que componen sus inacabables filmografías. La película desafía al propio tiempo y abandona cualquier intento de continuidad cronológica para ofrecer un laberinto de espejos en el que pasado, futuro y presente se intercalan, se citan y se fusionan en un raro momento, otra vez, sin tiempo. Pocas propuestas tan 'zemeckianas' y hasta 'agustinianas'.
Pero pronto llegan los problemas. Al contrario de, por ejemplo, la obra maestra 'Boyhood', de Richard Linklater y cuyo argumento también es el tiempo, la principal dificultad con la que tropieza 'Here' es que el artificio que la anima está siempre a la vista. Ver 'Here' es como contemplar un edificio siempre en construcción al que nadie se ha molestado en quitar los andamios. Cada una de las historias por las que fluye el tiempo se ve sistemáticamente oscurecida por la maquinaria que rejuvenece y envejece a los actores de manera completamente tramposa y por el farragoso dispositivo que obliga al espectador a un único punto de vista no solo estático (lo que va de suyo) como, y esto es lo grave, la mayor de las veces inexpresivo. Si a eso se añade que buena parte de los relatos (los que no tienen que ver con los personajes de Hanks y Wright) de puro desconectados del resto se diría que son prescindibles, la galería de espejos de la que hablábamos se antoja completamente fracturada.
Sea como sea, lo que es innegable vuelve a ser la proverbial vocación de riesgo de un director que, aunque nos deja de nuevo sin respuesta sobre lo que sea el tiempo, no duda en ofrecernos la confortable sensación de una tarde (o noche) de cine con buen tiempo.
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Director: Robert Zemeckis. Intérpretes: Tom Hanks, Robin Wright, Paul Bettany, Kelly Reilly, Michelle Dockery. Duración: 104 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.