El acusado de matar a dos ancianos intentó suicidarse con una pastilla de escopolamina tras ser detenido

«Parecía todo normal», hasta que el detenido vio a los agentes de Investigación. «Entonces se puso muy nervioso, diciendo que necesitaba medicación de encima de un mueble». No contaba con receta, las pastillas no estaban en ninguna caja que las identificase, así que el jefe del operativo avisó al Servicio de Emergencias Médicas (SEM) para que un sanitario valorase el estado de Marcos F. que, tras haber engañado a los agentes con su supuesto ahogamiento y pedir no ser esposado por la espalda, consiguió hacerse con una de las cápsulas y se la tragó. En unos 20 minutos, entró «en un estado de somnolencia. Se quedaba dormido en la silla». Finalmente, fue trasladado a un hospital donde entró en coma. Había ingerido escopolamina, conocida también como burundanga. Allí quedó bajo custodia policial y, tras recuperarse unos días después y pasar a disposición judicial, ingresó en la cárcel.

Desde este lunes se sienta en el banquillo de la Audiencia de Barcelona por el doble asesinato. Las acusaciones piden para él dos condenas de prisión permanente revisable por sendos asesinatos con enseñamiento y alevosía. Creen que mató a Manuel y Piedad después de que estos supiesen que les habían robado, para evitar se descubierto. Esta mañana, durante la cuarta sesión del juicio, los agentes de las ARRO han detallado como el individuo intentó quitarse la vida, una vez lo arrestaron en su domicilio.

Entre los indicios en su contra: haber empeñado las joyas que robó la pareja. La primera de ellas, el 17 de agosto de 2019, un día después de la fecha en que los habría matado. Con anterioridad, se transfirió dinero desde la cuenta de Manuel, e intentó realizar varias extracciones con su tarjeta en dos cajeros. Uno próximo al domicilio de la pareja y otro en Sant Boi. No lo consiguió porque no tenía el código pin.

Cuando el anciano se enteró, denunció su sustracción y la dio de baja. Fue el 7 de agosto. La última vez que lo vieron con vida fue el 16, tras salir nuevamente de su entidad bancaria -para recoger la nueva tarjeta-, tal y captaron las imágenes de las cámaras de seguridad. Aquella tarde, según el posicionamiento de su móvil, Marcos estuvo en el domicilio de la matrimonio entre las 15.00 y las 18.00 horas. Nadie los volvió a ver con vida. Fue una vecina quien llamó a la Guardia Urbana por el hedor que provenía de su piso. Era ya el día 24. Los agentes, acompañados por el hijo de los octogenarios, descubrieron sus cuerpos en avanzado estado de descomposición.

Hecho que, según han certificado agentes de la Científica, imposibilitó poder localizar ADN de su posible agresor. Las víctimas se encontraban en el salón. Piedad, en una butaca -que, precisamente, habían comprado a Marcos F.-. Manuel, justo a su lado. Les habían asestado más de una decena de puñaladas. Al comercial lo conocieron en marzo. La salud de ella había empeorado, tras superar un cáncer de mama, sufrió un ictus y ya no salía de casa. Su marido, con la intención de atenderla lo mejor posible, comenzó a comprar los productos que Manuel F. le ofrecía y así entablaron una relación. De hecho, desde entonces y hasta la fecha de su muerte, intercambiaron 50 llamadas. La última, dos días antes del crimen.

El juicio continuará este viernes, con más periciales.