El nuevo Barça es el Girona>

El Barça se tomaba en serio su lucha por el segundo lugar, lo que de alguna manera era noble y patético a la vez, porque el Girona tiene mucho menos dinero y mucha más inteligencia, mucha más dedicación y muchos menos comisionistas amigos de su presidente, y era humillante para un supuesto gigante que la competición estuviera tan al límite. Bonito partido a pesar del agravio comparativo. El Barça empezó dominando pero pronto el Girona encontró la manera de salir y de alejar el dominio de Xavi de su área.

El Girona hace tiempo que ha aprendido a ganar sin tener la posesión, lo que demuestra que es un equipo dispuesto a competir más allá del dogmatismo. El Barça, seguro con el balón. El Girona, paciente en los duelos uno contra uno. Bonita tarde gerundense, soleada, calurosa, cada mao trae sus flores.

Localización del 75% en campo local, dramática dificultad visitante para hallar la profundidad. El Girona era letal en su verticalidad. El Barça, cuando percutía en la espalda de Miguel Gutiérrez. Poco a poco el partido fue perdiendo interés y acercándose a la zona gris de Xavi en que los buenos propósitos se quedan en eso, las gafas azules del directivo Xavi Puig, El Girona hacía poco, menos que el Barça. Pero al filo del descanso el VAR corrigió a Hernández Hernández y señaló un discutible penalti sobre Lamine Yamal que transformó Lewandowski. El Barça salvaba la dignidad, el prestigio ya es otra cosa.

El Girona volvió del descanso a por el empate, con precisión, con clase, pero sin suerte ante un Barça más recogido, más lento, con menos protagonismo en el juego y algo abrumado por el ímpetu del rival. De todos modos, estas demostraciones de equipos menores ante el Barça de Xavi acaban en tragedia cuando no consiguen transformarse. Gazzaniga brillaba en lo poco que tenía; el Girona acumulaba minutos en campo contrario. Lamine Yamal demostraba su talento iluminando cada cosa que hacía, aunque con poca fortuna en el último tramo. Todo y todos más expuesto en la segunda mitad, juego con menos ritmo, con menos armonía, con menos pulcritud. La tarde seguía tan amable como empezó, pero el partido se volvió más mediocre e incierto.

Portu, decisivo

Y una vez más las concesiones defensivas del Barça revivieron al rival cuando más contrariado estaba y Portu empató el partido y desencadenó la más brutal tormenta sobre el Barça, marcando de golpe tres goles hasta el 4-2. El Barça, muy frágil mentalmente, cayó en picado y no se pudo levantar.

No sería justo dejar de reconocer el buen partido que había hecho el Barça, pero sería engañarse no recalcar la debacle, el naufragio, la pequeñez de un equipo y de un entrenador que se quedaron persiguiendo fantasmas y viendo como un equipo con mucho menos presupuesto y arrogancia le superaba en la clasificación.

El gran equipo catalán de Primera es el Girona, soberbio, enorme, de Champions por primera vez en su historia, y el resto son trozos que se desploman del pasado. Cuando Laporta habla de la continuidad del proyecto, ¿de qué habla?