La junta de Andalucía archiva el caso de las espantadas de Morante y Manzanares en Linares

Los líos de corrales son cada vez más frecuentes, y en Linares de un modo especial: los veterinarios suelen rechazar ejemplares en perfectas condiciones y que gustan a los toreros, eternizando los sorteos. Y eso ocurrió en la primera corrida de la pasada feria. Las mayores discusiones llegaron cuando rechazaron un número 9, para meter remiendos de Román Sorando.

Tras el desencuentro entre los veterinarios y las cuadrillas, Morante y Manzanares se quitaron del festejo. No sin enviar antes enviar un parte que afirmaba que el cigarrero sufría «disnea», mientras que el alicantino estaba aquejado de una «gastroenteritis». De primeras, la gente que se había desplazado se echó contra los toreros, pero, al conocerse más datos, otros pasaron a culpar al presidente, creándose una división de opiniones entre la afición.

Álvaro Núñez, el ganadero, no dudó en hacer unas duras declaraciones contra el equipo veterinario en la televisión local de Linares: «Ha faltado humildad y que se respete un poco a los toreros. Morante es irrepetible y no se merece que le digan 'es lo que hay'». Sobre aquel problemático número 9, dijo que era una «cabezonada» de los veterinarios, «porque uno de ellos dice que el toro cojea». Curiosamente, esa tarde se acabó lidiando ese toro tras una recogida de cable de última hora: «Tras hablar la empresa con el presidente, éste ha determinado finalmente declarar útil para la lidia la res número 9 de la ganadería de Álvaro Núñez», se comunicó en un acta de la Junta.

Intentaron entonces hablar con los toreros, pero el presidente, que fue quien propuso la sanción, los declaró «ilocalizables» en esos momentos. Así que, con seis toros en los corrales, Curro Díaz echó la pata pa'alante y toreó en solitario en su tierra. En tercer lugar salió el polémico animal. Bravo no fue, pero cojo tampoco.