El joven de Montilla número 1 de España en la oposición a Notaría: «En los pueblos pequeños nuestra labor es muy importante»
El Colegio Notarial de Andalucía es el primero de España por el número de notarías ocupadas y por población; con estas incorporaciones hay actualmente 478 notarios en la región. Alonso indica con gran humildad que tuvo suerte en la oposición. Sin embargo ser número uno en unos estudios famosos por su complicación difícilmente dejan lugar a la fortuna.
Se trata de una auténtica carrera de obstáculos, compuesta en concreto por unos 350 temas divididos en derecho civil, mercantil, hipotecario, notarial y fiscal. Las pruebas comprenden dos exámenes orales en los que el opositor ha de discurrir durante una hora, teniendo antes de ese tiempo solamente cinco minutos para organizar su discurso.
Ocuparán notarías en Castillo de Locubín, Jimena y Lopera (Jaén), Espiel y Luque (Córdoba), Cumbres Mayores y Punta Umbría (Huelva), Guadalcanal (Sevilla) y Puebla de Don Fadrique (Granada) y asistieron junto a sus familias al acto solemne de toma de posesión organizado por el Colegio Notarial de Andalucía
El último escalón es un caso práctico especialmente complejo, pues se trata de un dictamen de seis horas. En este caso, aprobó a la primera tras dos años y tres meses dedicado a ello, aunque reconoce que se le dio bien y, al menos, siempre pudo descansar un día a la semana y no descuidar a las amistades y la familia . Con madre notaria, y ahora madre notaria y bien orgullosa de su hijo, la vocación fortaleció al legado familiar cuando estudió derecho civil: «me encantó este tipo de derecho y supe que quería desarrollar una profesión relacionada con él, y una de ellas es la notaría, que me gustaba especialmente por el contacto directo que tienes con las personas, algo muy humano y muy cercano».
Asuntos privados en el cara a cara
A su vez, el trabajo del notario está muy relacionado con el tipo de población al que va destinado. No es lo mismo una gran ciudad que pueblos pequeñitos: «En estos municipios, la labor del notario es muy importante, porque las personas vienen a tratar sus asuntos ellos mismos, no suelen tener un abogado, bien si quieren comprar o vender, o si existe una herencia o un testamento; así que el notario debe asesorarles desde que entran por la puerta, informarles sobre todo lo que necesitan, realizar la escritura si deciden hacerla y gestionar todo lo relativo al pago de impuestos y registros».
El tamaño de estos municipios desemboca por tanto en que el notario hace sus funciones pero también «es un asesor jurídico y a veces asesor fiscal». Como en un viaje por la provincia, vamos ahora a la localidad de Espiel, cuya plaza pertenece desde hace nada a Laura Trescolí, natural de Alcira, en Valencia.
El joven notario Ramón Díaz en su despacho de notario en Luque y Baena alfredo martín-górriz
Para estar mejor comunicada con la familia ha decidido vivir en Córdoba capital y se desplazará cada día a su destino. Sus preferencias como incipiente notaria se decantaban por comenzar en un lugar pequeño: «Supone un trato más cercano con la gente y ofrece tiempo para mirar las cosas con calma al empezar en esta profesión que dista mucho de la teoría a la práctica, y cuyo aprendizaje era una de las cosas a tener en cuenta».
Tras sus estudios de derecho, estudió la oposición tres años y nueve meses. Aprobó a la segunda tras presentarse la primera vez como ensayo. Su padre es abogado, y sus dos hermanos estudiaron también derecho. Ella será la notaria de la familia. Ramón Díaz, natural de Martos, y de 30 años, se ha incorporado a la plaza de Luque. También se ocupará de la sustitución de Baena, pueblo que conoce bien al tener allí su padre una farmacia. Gracias a la cercanía de su localidad natal podrá seguir viviendo en ella y yendo al trabajo a diario. Su camino hacia la notaría contó con más recovecos.
El joven montillano Héctor Alonso, número 1 en la oposición en su notaría de Lopera (Jaén) alfredo martín-gorriz
Estudio derecho y angloamerican law (derecho anglosajón) en la Universidad de Navarra. Dirigió su carrera hacia la abogacía, pero vio que no se adaptaba a su visión de la vida tras unas prácticas en Madrid y unas jornadas en Londres: «la abogacía de los grandes despachos requiere una cierta esclavitud, algo que contrasta con el esquema vital de una persona tranquila como yo; tampoco me gustó no ser mi propio jefe o carecer de horarios fijos». Su preferencias por el derecho privado y los consejos de sus profesores y mentores encauzaron su rumbo hacia la notaría.
Conseguir la plaza le llevó seis años. Se presentó tres veces, la primera solamente como prueba, pues llevaba un año estudiando. En la segunda llegó estuvo cerca, pues llegó a la parte práctica. A la tercera fue la vencida cuando había pensado ya en abandonar.
«Fui de los pocos valientes que estuvo esperando la nota, el secretario del tribunal me dio la mano y me dijo que ya éramos compañeros... estuve a punto de ir a fundido en negro». Como en una película con final feliz, ese fundido en negro da paso a otra escena, en la que el estudiante empieza una carrera laboral en un pueblo de Córdoba dentro de una profesión «por la que había luchado tanto».