Bajada de tipos por cuarta vez consecutiva: ¿cómo afecta a las hipotecas?
La organización deja el precio del dinero en el 2,75% y se espera que haya más recortes este año
El BCE está muy seguro de su hoja de ruta. El consejo de gobierno tomó la decisión de manera unánime. No se discutió un recorte mayor y tampoco caben dudas sobre la evolución de la inflación en la zona euro, que salvo la excepción del rebelde sector servicios, está ya dentro del objetivo. Y ese objetivo, según la presidenta Lagarde, se percibe como alcanzable en 2025 y sostenible. Todo encajaría, todo estaría relativamente bajo control, si no fuera por el factor Donald Trump. Y no solo para la economía europea.
Trump ha desembarcado en la Casa Blanca con intentos de injerencia sobre los bancos central globales, con la amenaza de aranceles a múltiples países, con desregulación económica y una política fiscal expansiva. Con estos mimbres, la Fed decidió detener las bajadas de tipos y dio la guía de que no tienen prisa por retomarlas.
Evolución de los tipos de interés
en EE.UU. y Europa
(*) El nuevo tipo de referencia del BCE
es el de la facilidad de depósito
4,50%
ene.
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5,50%
jun.
5,50%
jul.
Reserva
Federal
5
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(*)
BCE
3
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2006
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Fuente
Banco Central Europeo / Reserva Federal de EE.UU.
ABC
Evolución de los tipos de interés en EE.UU. y Europa
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jul.
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Reserva
Federal
4,50%
sep.
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ene.
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(*) El nuevo tipo de
referencia del BCE es el de
la facilidad de depósito
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BCE
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Fuente: Banco Central Europeo / Reserva Federal de Estados Unidos
ABC
«Los aranceles podrían debilitar la economía mundial», dijo por su parte Lagarde, para añadir que «las fricciones comerciales harían más inciertas las perspectivas de inflación», en otra referencia indirecta a Trump.
En los últimos meses se registra un aumento de la inflación que, desde el punto de vista del BCE, constituye solamente una evolución temporal y no cambia la consecución del objetivo de inflación. La evolución económica sigue caracterizándose por la incertidumbre, por lo que la transición de una política monetaria bastante restrictiva a una neutral comienza a parecer justificada.
La brecha entre los tipos de la Fed y el BCE apunta a su máximo en seis años, lo que debilita la posición del euro frente al dólar
La presidenta del BCE intentó transmitir una mirada positiva sobre la inflación y sin derrotismos respecto al crecimiento, aunque tuvo que admitir que «la economía se estancó en el cuarto trimestre y permanecerá débil a corto plazo». Lagarde reconoció la debilidad económica de la zona euro, lo que justifica seguir recortando el precio del dinero. Dejó entrever que habrá más bajadas de tipos: «La pendiente de los tipos de interés es descendente».
Y mientras la Reserva Federal se detenga y el BCE continúe bajando tipos, el diferencial entre ambos continuará creciendo, como se espera, hasta alcanzar la mayor brecha de los últimos seis años. Eso es algo que puede preocupar al mercado por la inflación.
La consejera delegada de Bankinter, Gloria Ortiz, hizo referencia a ello en la rueda de prensa de resultados anuales hace escasos días. El principal riesgo que aprecia con Trump es que se agrande la brecha de tipos entre ambos territorios, lo que provocaría un debilitamiento del euro y arriesga a Europa a importar inflación desde Estados Unidos por tener que soportar más costes en la relación comercial e inversora con los norteamericanos, además de posibles aranceles.
La Fed decidió mantener tipos en la horquilla del 4,25-4,5%, tras la llegada de Trump y sus políticas. El presidente del banco central señaló que no tienen prisa por continuar bajando tipos.
El Banco Central Europeo hizo ayer su cuarta bajada de tipos consecutiva. Y pretende seguir esa senda, presionado también por el bajo crecimiento y lo que esperan los mercados. Todo apunta a la mayor brecha con la Fed en seis años.
El euro-dólar se acerca a la paridad desde la llegada de Trump y a ello ayuda que se agrande la brecha entre bancos centrales, lo cual debilita el euro. El hecho de acercarse a la paridad supone ganar competitividad en las exportaciones, pero sufrir más en las importaciones, lo que provoca que se acabe importando inflación. La dependencia del dólar de EE.UU. es importante, en especial en energía.
Antes de que Trump ganara las elecciones, el cambio euro-dólar estaba en el 1,1. Y ahora va camino de acercarse a la paridad; a eso contribuye especialmente la brecha de tipos, que debilita al euro según los expertos. Alcanzar la paridad provoca, en teoría, ganancias de competitividad en las exportaciones pero surte el efecto totalmente opuesto con las importaciones. Y la dependencia de EE.UU. es importante, por ejemplo, en energía ya que el petróleo y el gas se cotizan en dólares.
Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, tiene una visión muy similar en el sentido de que esa diferencia en los tipos a ambos lados del Atlántico supone «una pérdida de valor del euro». «El principal riesgo tiene que ver con el euro y la inflación importada», apunta.
Como señala Torres, esta cascada de consecuencias podría llegar a hacer que el BCE se replantee, en parte, su senda de bajada de tipos, algo que está por ver. Aunque el mercado también presiona para seguir relajando la política monetaria en la zona del euro, sin apuntar a consecuencias.
«Nuestro escenario base es que el BCE siga recortando las tasas en cada reunión consecutiva hasta que alcancemos el 2% para el verano. ¿Por qué? En primer lugar, el crecimiento moderado y la inflación moderada respaldan nuevos recortes. En segundo lugar, creemos que el BCE apuntará a la tasa de interés neutral que ni estimula ni restringe la economía. El BCE no dice cuál cree que es esa tasa, pero creemos que está alrededor del 2%», recogen los analistas de BlackRock.
Los analistas de Pimco también vaticinan más bajadas en Europa para encarar ese esperado tipo neutral en el que ni se estimula ni se daña la economía, mientras creen que la Fed también se mantendrá parada en marzo. Un panorama similar al que barajan en Fidelity: «Anticipamos que el BCE mantenga su ritmo actual de recortes de tipos hasta alcanzar la tasa neutral de alrededor del 2%». Presión al banco central, pese al riesgo que supone distanciarse de EE.UU.