Los Reyes Magos llegan a Madrid con un homenaje a las personas mayores: "Representan lo mejor que tenemos"

Los 1.200 kilos se quedaron cortos. Porque nunca hay caramelos suficientes para repartir a miles de niños insaciables esperando la llegada de los Reyes Magos.

Por eso, el grito más repetido esta tarde en el madrileño Paseo de la Castellana era: "Aquí, aquí, por favor" o "Dadme algo". Y, por supuesto, los nombres de las tres estrellas de la noche: Melchor, Baltasar y Gaspar, el más vitoreado.

El actor Beltrán Iraburu repitió por tercer año consecutivo como Rey Gaspar levantando los suspiros de los niños y, sobre todo, de las madres.

Pese al frío polar y al amago de lluvia, Alexandra y su hermano mellizo Gianfranco no se movieron de la primera fila desde las cuatro de la tarde y consiguieron su recompensa: una bolsa repleta de chuches. "Lo que más me ha gustado ha sido el Baby Yoda de Star Wars", aseguró ilusionada Alexandra.

Algunos chavales utilizaron sus verdugos de lana para recoger los dulces, mientras que los más osados emplearon los paraguas colocados del revés para captar el mayor número de golosinas. "Oye, es una injusticia. Nosotros hemos llegado tres horas antes", bromeaba un joven.

En la carroza del cuerpo de bomberos los caramelos volaban a la velocidad del rayo. "Aguantad un poco que nos quedamos sin dulces a mitad de cabalgata. ¡Todos los años nos pasa lo mismo!", se lamentaba un bombero.

Sus Majestades los Reyes llegaron acompañados de una comitiva de 1.500 personas entre las que se encontraban marionetas gigantes, espectaculares caballos, camellos y jirafas y un ejército de soldaditos de plomo, un tanto decepcionados con los tiempos modernos.

"Estoy muy disgustado porque los niños de ahora no juegan con nosotros. Hemos jugado con sus padres y sus abuelos, pero ellos nos tienen abandonados", se lamentaba Silvana Navas, la actriz que interpretaba a unos de esos emblemáticos juguetes.

Esta carroza de la compañía de teatro Morboria suponía un homenaje a los juguetes de antaño, como las muñecas de trapo o los caballitos de madera, ya que la cabalgata de este año estaba dedicada a las personas mayores.

Por eso, el Rey Gaspar los tuvo en mente en su discurso final. "Os voy a pedir que tengáis muy presentes a los más mayores. A vuestros abuelos que os cuidan, os dedican su tiempo y comparten con vosotros sus experiencias. Las personas mayores representan los mejor que tenemos y les debemos demostrar nuestro cariño y respeto", declaró Su Majestad en Cibeles. Para, a continuación, añadir: "Ningún regalo del mundo es más importante que el amor que podemos darnos los unos a los otros".