Alcaraz - Zverev, en directo | La final de Roland Garros, en vivo

Ceremonia antes de la final

Así luce la pista momentos antes de que los jugadores se pongan a calentar...

El primero en salir a pista ha sido Zverev. Después, le ha seguido Alcaraz. Lo hace con el semblante serio, mirada competitiva, concentración máxima. 

Ahora los jugadores ya se ejercitan en el calentamiento desde el fondo de la pista. Unas pocas voleas, otros saques... Y esto está a punto de comenzar...

En sus marcas....

Los jugadores ya están por los pasillos de la Philippe Chatrier, aguardando a que sean llamados por los altavoces de la central para darse el primer baño de masas en la final. Ovaciones merecidas por alcanzar la final de Roland Garros.

 

El anuncio de la gran final

La Philippe Chatrier ya se ha engalanado para la gran final, para el duelo definitivo entre Alcaraz y Zverev. Este es el anuncio del torneo anunciando la final entre dos de las mejores raquetas del mundo. 

Dos caminos para una final

Hasta ahora, el camino de Carlos Alcaraz para alcanzar la final ha pasado por los siguientes rivales: Wolf, De Jong, Korda, Auger-Allassime, Tsitsipas y Sinner.

 

Zverev, por su parte, ha dado buena cuenta de: Nadal, Goffin, Grlekspoor, Rune, De Minaur y Ruud.

La llegada de Alcaraz

"Quiero poner mi nombre en la lista de los españoles que han ganado este torneo", resuelve Carlos Alcaraz, que llegó con bastante tiempo al club de tenis para hacer su rutina, para llegar a punto a la gran final. 

¿Tercer 'grande' de Carlitos?

Hasta ahora, Alcaraz, precoz como pocos -de hecho al alcanzar esta final es el más joven en llegar a la ronda de tres grandes en tres superficies distintas-, ya ha sumado dos Grand Slam. Uno fue en el US Open de 2022 y el otro, en Wimbledon de 2023. 

Zverev, por su parte, aunque sí que llegó a la final del US Open de 2020 -y por poco no gana porque se puso dos mangas por delante y hasta sacó para vencer en el quinto set-, cayó ante Thiem. "¿Si no es ahora, cuándo?", se cuestionaba el alemán tras superar en semifinales a Casper Ruud.

Finalistas primerizos; campeón inédito

Desde 2005 que no había dos finalistas primerizos en la ronda definitiva del Roland Garros. Casi siempre estaba Nadal y si no, estaba Djokovic. Y si faltaba uno de los dos, pues aparecía Federer. 

Zverev, con 27 años, y Alcaraz, con 21, puedes escribir una página de oro y diamantes en la Philippe Chatrier.

Alcaraz: “Soy más fuerte mentalmente, no tropiezo con la misma piedra”

El domingo, coincidiendo con la final, se celebra el Día de la Región de Murcia. Y Carlos Alcaraz, orgulloso murcianico él, recuerda que ahí están “el UCAM en el baloncesto y los equipos de fútbol sala”, también “la gastronomía y las tierras”, sin olvidar la música, Viva Suecia y Arde Bogotá. Así que “ahora”, dice ante los periodistas tras la dura refriega contra Jannik Sinner (2-6, 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3), es “el momento”, su momento. Transmite una profunda descompresión tras el paso por el baño de agua fría y el proceso de relajación. Carpe diem: “Ya nos hemos puesto en el mapa. Somos una ciudad pequeña, pero tenemos de todo; espero poder brindar una victoria. Estamos en un momento de esplendor y hay que aprovecharlo”.

El ahora o nunca de Zverev, un megaproyecto incompleto

Tiene y tenía Alexander Zverev un buen puñado de cuentas pendientes. La primera, en principio saldada, con el tribunal de Berlín que este jueves archivó el caso del tenista alemán por violencia de género contra su expareja y madre de su hijo, quien le denunció a raíz de una discusión en 2020 en la que el deportista, exponía la acusación, la habría empujado contra la pared y habría intentado asfixiarla. Tendrá que pagar 200.000 euros de multa para cerrar el proceso. “Significa que ha acabado, que han cerrado el caso; no lo cerrarían si eres culpable. No quiero escuchar nunca una pregunta más sobre este tema, y eso va para todo el mundo”, respondía malhumorado después de batir el viernes al noruego Casper Ruud (2-6, 6-2, 6-2 y 6-2) y alcanzar su primera final en Roland Garros, la segunda en un grande tras la del US Open de 2020.

El tiempo vuela para ‘Sascha’ Zverev

En la tarde del viernes Carlos Alcaraz logró clasificarse para disputar, en el día de hoy, su primera final de Roland Garros. Con su victoria en la semifinal contra el actual número uno del mundo, Jannik Sinner, consiguió, además, deshacer el empate que mantenían ambos jugadores. Pese a la corta edad del uno y del otro, el de anteayer fue su noveno enfrentamiento, un dato que nos augura, si nada extraño sucede, una rivalidad en los próximos años que puede emular, si no sobrepasar, las vividas en las últimas dos décadas con el Big Three.

Roland Garros, el viejo sueño del pequeño Carlitos Alcaraz

— ¿Nombre?

— Carlos Alcaraz.

— ¿Edad?

— 12 años.

— ¿Cuál sería tu sueño como profesional?

— Ganar Roland Garros y Wimbledon.

— ¿Y cuál es tu jugador favorito o tu ídolo?

— Roger Federer.

El pequeño Alcaraz, sentado sobre un banco de madera, 2015, respondía con voz aflautada y timidez al cuestionario que hoy da fe en un popular vídeo. El murciano, entonces un niño que ya prometía y que estaba completando la transición del circuito alevín al infantil, disfrutaba de una inolvidable experiencia en París, adonde viajó acompañado por su primer técnico, Carlos Santos. Recuerda ahora el preparador al otro lado del teléfono, en conversación con EL PAÍS. Pronunciado acento murciano. “Sí, empecé con Carlos cuando él tenía cuatro o cinco años, cuando casi no levantaba dos palmos del suelo. Era fino, como un palillo. Y muy bueno, por cierto. Como ahora”, precisa.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

A pesar de la corta edad de Alcaraz, 21 años, ambos tenistas ya se han encontrado en nueve encuentros. Por ahora, el alemán le tiene tomada la partida con cinco victorias. ¿Será esta, la más importante de todas, en la que Alcaraz le atrape?

¡Bienvenidos!

¡Hola a todos!

Un placer estar con vosotros para contaros el partido entre Carlos Alcaraz y Alexander Zverev, toda una final del Roland Garros. El que gane el duelo se coronará por primera vez en la arcilla de París. 

¡Vamos allá!