El lunes comienza el juicio por el crimen del Polígono de Toledo: el presunto asesino se enfrenta a 23 años de cárcel

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Toledo

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El próximo lunes 24 de marzo arranca en la Audiencia Provincial de Toledo el juicio oral, que será con jurado popular, contra F.J.I.G., acusado de apuñalar mortalmente con un puñal de grandes dimensiones a X.G.C. un joven de 29 años a la salida de un local de ocio del barrio del Polígono de Toledo. El presunto asesino se enfrenta a 23 años de cárcel y a una posible indemnización de 225.000 euros a la familia de la víctima (75.000 euros al padre, a la madre y al hermano).

El crimen ocurrió el 12 de marzo de 2023, de madrugada. Según el relato del fiscal, el presunto asesino coincidió con la víctima, que había salido de fiesta con un amigo, a las puertas de un local. Tras negarles la entrada el personal de seguridad del establecimiento, los tres decidieron irse a otro local. El presunto asesino y la víctima se conocían de antes y alteraron cerca de una hora en actitud amistosa.

Cuando cerró el segundo bar, la víctima y su amigo decidieron irse a casa, en dirección al barrio de Las Malvinas. El acusado les acompañó e incluso compartieron un porro. En ese trayecto, aún con el vaso en la mano y en estado de embriaguez, la víctima preguntó al acusado si tenía algún problema con él.

El ahora encausado contestó que no y, a continuación, «de forma absolutamente inesperada y sorpresiva», sacó del bolsillo de la chaqueta un machete de grandes dimensiones e inmovilizó por detrás a la víctima, agarrándola por el cuello. Seguidamente, le dio sucesivas y rápidas puñaladas en la cabeza, en la espalda, en zona axilar y brazos, en un «descontrolado ataque» que continuó por zona pectoral, cavidad torácica y cuello.

El amigo de la víctima, que estaba alejado pero presenció los hechos, intentó socorrerla, pero el acusado le propinó una patada y salió huyendo con el machete en la mano. Cruzó el paso de peatones de las calles Guadarrama y Valdemarías, se guardó el machete en el bolsillo trasero del pantalón y se dirigió a su casa por el camino más corto, deshaciéndose en el trayecto del arma, que no fue recuperada.

La víctima, pese a las puñaladas, siguió andando mientras sangraba profusamente por el costado izquierdo. Poco después se desplomó en brazos de su amigo, al que le dijo: «Me muero». Llevado por este al centro de salud del barrio, falleció por shock hipovolémico a causa de la sección de la arteria y venas axilares, lo que le provocó una hemorragia masiva rápida.

Por su parte, el acusado se lavó y cambió de ropa en su casa, desprendiéndose de la que vestía en el momento de los hechos y permaneciendo oculto en la vivienda. Después de que la Policía Nacional llamara a la puerta hasta dos veces, el acusado dejó a su vecina una nota manuscrita, explicando que la había «liado» y pidiendo llamar a su hermano porque iba a «ir preso». Acto seguido, bajó a la calle y se entregó.

Los hechos relatados son constitutivos de un delito de asesinato según el fiscal, que reclama la pena de 23 años de prisión, así como indemnizar a los herederos --padre, madre y hermano-- con 75.000 euros cada uno.

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