El Juzgado de Aguilar procesa a una vecina de 63 años por un incendio mortal en una casa
Las cámaras de seguridad de un establecimiento cercano grabaron la acción de la mujer de madrugada y en camisón
Sin embargo, la acusada ha negado que fuera ella la figura que aparece en otras grabaciones que la sitúan en el lugar de los hechos con la misma vestimenta -en camisón corto de color claro y zapatillas- de otros establecimientos que captaron cómo a la misma hora- en tiempos correlativos con su itinerario- la que pasa por delante de la casa de este matrimonio con sus hijos y prende fuego en la ventana con un líquido inflamable y un mechero.
«Esa no soy yo, esa mujer tiene más barriga y está obesa» ha llegado a decir la acusada a preguntas de la fiscal, mientras que frente a otras de las imágenes visionadas en la sala aseguraba que «esos andares no son míos», pese a que las únicas grabaciones a esa hora es de una sola persona por el centro de Aguilar, según han constatado en el juicio los agentes que visionaron las imágenes de las cámaras de seguridad.
Gran parte de la primera sesión de este juicio se ha centrado en dilucidar por parte de la Fiscalía y la acusación particular ejercida por el letrado Marcos García Montes cómo se llegó a identificar a esta mujer -que actuó sabiendo lo que hacía sin enajenación mental, según los forenses- como la posible autora del incendio para resolver cualquier duda ante la sala.
Los agentes llamados a declarar como testigos han señalado que en un primer momento barajaron la posibilidad de que se tratase de un incendio provocado por los cables de la calle pero dos días más tarde y una vez que recuperaron los establecimientos la luz llegaron unas imágenes de un local donde se veía a una mujer a esa hora de la madrugada rociar con un líquido la ventana de la planta baja de la vivienda y prenderle fuego.
Dos de los agentes tras ver algunas imágenes de captura de pantalla realizadas por la Policía Judicial identificaron a la acusada plenamente porque la tenían bajo protección en el sistema Viogén para víctimas de Violencia sobre la Mujer. Un sistema que habría vulnerado varias veces la acusada al romper la orden de alejamiento su marido y convivir con el que se suponía que era su maltratador y al que ella ha reconocido en el juicio «que le quitaba las pastillas porque tenía depresión».
En esta misma sesión del juicio, uno de los agentes de la Guardia Civil encargado de mantener el cordón policial durante el levantamiento del cadáver y hasta que los equipos de Policía Judicial y de Incendios analizaran el escenario la ahora acusada estuvo desde primera hora -en torno a las 6.00 horas de la mañana- junto a estos agentes mirando todo lo que ocurría y hablando incluso ante las cámaras de televisión relatando lo ocurrido y apuntando a la posibilidad de que fueran los cables de la calle los que hubieron provocado el fuego.
Los testimonios de los dos hijos de la profesora de Aguilar que murió asfixiada en el incendio han enmudecido a la sala. El primero en declarar fue el hijo de la víctima que ha relatado la pesadilla que supuso esa noche les ha dejado graves daños psicológicos. Este testigo ha recordado que llegó ese día se acostó a las 13.30 horas y fue el primero en percatarse del olor a papel quemado, avisó a su hermana que dormía en el dormitorio contiguo y ya con la casa inundada por el humo se refugiaron en el baño con toallas mojadas bajo la puerta hasta que los bomberos -unos 15 minutos más tarde- los rescataron desde el techo acristalado de un patio de la vivienda.
Mientras, los dos hermanos gritaban a sus padres para que salieran del incendio. El progenitor pudo escapar en ropa interior por la ventana de la primera planta con una escalera que le puso un vecino, ayudado por los agentes de la Guardia Civil, mientras su mujer, que dormía en otra habitación, no pudo escapar del humo y falleció en su interior.
En su declaración, la otra hija como testigo de los hechos ha señalado que aunque el daño material fue mucho -y no todo reparado por la compañía de seguro- el moral y psicológico es irreparable. «He terminado las oposiciones y he logrado mi plaza como maestra y no he podido llamar a mi madre para contárselo», ha señalado la hija de la fallecida. La acusada se enfrenta a 18 años de prisión por un delito de incendio en concurso ideal con el de homicidio por imprudencia.