Irán y EE. UU. mantienen la cuarta ronda de conversaciones ante la preocupación por el enriquecimiento de uranio
«La capacidad de enriquecimiento es uno de los honores y logros de la nación iraní», afirma el ministro de Asuntos Exteriores
En Oriente Próximo todo está interconectado y antes de esta ronda negociadora, Araghchi viajó a Qatar y Arabia Saudí, dos países que visitará Trump durante su gira de esta semana a la región. Para enfado de Israel, Washington ha optado por una diplomacia de acuerdos bilaterales para resolver contenciosos como el que mantenían con los hutíes de Yemen, próximos a los iraníes, y esta parece que será la estrategia que extenderán al diálogo nuclear y, según algunos medios árabes, a la crisis de Gaza. La prensa israelí recogió la aparente frialdad que se ha apoderado de la relación entre Trump y Netanyahu debido a la decisión del primer ministro israelí de no parar la guerra en Gaza, lo que supone un problema para los acuerdos que tiene en mente el dirigente estadounidense con las potencias árabes.
El jefe de la diplomacia iraní y jefe negociador explicó en su perfil de X que el cuarto encuentro con los estadounidenses fue «más serio y explícito que los anteriores. Ahora podemos decir que los temas controvertidos se han debatido más a fondo y las posturas se han acercado. Esta ronda puede considerarse un avance».
Una vez más salió a la luz la diferencia entre las declaraciones a los medios de los dirigentes de Estados Unidos y lo que luego acontece en la mesa de negociación. A lo largo de la semana el enviado de Trump, Steve Witkoff, lanzó mensajes en los que indicaba que su objetivo era acabar con el programa nuclear iraní y no solo limitar el enriquecimiento de uranio, tal y como se logró en el acuerdo de 2015. Witkoff llegó a decir que busca el desmantelamiento completo de las instalaciones clave de Natanz, Fordow e Isfahán.
Esta posición maximalista es una línea roja para los iraníes y, tras el encuentro de Omán, Araghchi insistió en que «el enriquecimiento debe continuar sin duda y no hay margen para concesiones. Sin embargo, sus dimensiones, niveles o cantidades podrían cambiar durante un período para fomentar la confianza».
Los iraníes están dispuestos a limitar el enriquecimiento de uranio a un nivel del 3,67 por ciento, el grado necesario para uso civil, pero en ningún caso aceptan detener del todo el programa. En la república islámica apuestan por recuperar el pacto alcanzado con Barack Obama, basado en la limitación de la actividad de enriquecimiento y la supervisión estricta por parte de equipos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). Trump, bajo la presión de Netanyahu, rompió ese acuerdo en 2018 por considerarlo «el peor acuerdo posible», pero ahora es de nuevo la hoja de ruta sobre la que negocian los dos países.