El Papa denuncia el «abandono de ancianos» en verano
Dice en el Ángelus que «la soledad para los ancianos es una carga difícil de soportar»
El Papa León XIV denuncia que «nuestras sociedades se están acostumbrando a que los ancianos sean marginados y olvidados» y propone «devolverles la dignidad» sobre todo «derribando los muros de la indiferencia que los mantienen encarcelados».
Lo escribe en un emotivo mensaje por la Jornada Mundial de los Abuelos que se celebrará el próximo 27 de julio, con el que intenta movilizar a los católicos para que protejan a los mayores de «la soledad y el abandono». «Abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro», subraya.
Con este mensaje confirma la tradición de la Jornada Mundial de los Ancianos instituida por el Papa Francisco en 2021, aunque por ahora León XIV no tiene previsto participar en ninguna ceremonia específica ese día.
En el texto, que el Vaticano ha distribuido este jueves pero lleva fecha del 26 de junio, se dirige a personas de todas les edades y recuerda con buen humor que los grandes personajes de la Biblia eran ancianos cuando cumplieron sus gestas. Por ejemplo, «Moisés fue llamado a liberar a su pueblo siendo octogenario». «La ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia», resume.
Propone que igual que en el pasado el Jubileo suponía liberar a los esclavos y devolver las tierras a sus legítimos propietarios para «reparar las desigualdades y las opresiones acumuladas con los años», este año se «libere a los ancianos sobre todo de la soledad y del abandono».
Como expresión del valor de visitar a un anciano, confirma la decisión de Francisco de atribuirle el mismo peso que atravesar una puerta santa en este Jubileo. «Quienes no puedan venir a Roma este año, en peregrinación, podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los ancianos en soledad, como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos», escribe.
Pide que no se limite a un gesto aislado de buena voluntad y que sea «un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto». Por eso, invita a toda la Iglesia a emprender «un cambio de ritmo que demuestre una asunción de responsabilidad». «Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la revolución de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado».
El Papa, de 69 años, asegura que «el hecho de que esté aumentando el número de personas en edad avanzada es un signo de los tiempos que debemos discernir, para leer correctamente la historia que vivimos». Recuerda que «la inexperiencia de los jóvenes necesita del testimonio de los ancianos para trazar con sabiduría el porvenir» y destaca que los abuelos son para cada uno «motivo de gratitud y de coherencia», pues «han sido para nosotros ejemplo de fe y devoción, de virtudes cívicas y compromiso social, de memoria y perseverancia en las pruebas. Este hermoso legado, que nos han transmitido con esperanza y amor, siempre será para nosotros».
Dirigiéndose a los ancianos, les solicita que no se abatan pues «ninguna dificultad puede arrebatarnos la libertad de amar y rezar». «El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo».
La primera Jornada Mundial de los Ancianos se celebró en 2021. El Papa Francisco quiso inaugurarla con una ceremonia en san Pedro, pero no pudo asistir porque estaba convaleciente. Tampoco pudo en 2022, pues coincidió con su viaje a Canadá. En 2023 sí que celebró una misa con «abuelos y nietos» en la basílica e invitó a una anciana a asomarse con él a la ventana del Palacio Apostólico durante el ángelus. En 2024 se limitó a mencionar la Jornada también durante el ángelus.
La propuesta del Vaticano es que este día no se concentre en los gestos del Papa sino que cada parroquia o diócesis la organice por su cuenta, y anime a los católicos a vivirla personalmente con sencillez en su propio barrio o familia, protagonizando un gesto de cariño hacia una persona mayor.
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