El abogado de Puigdemont pide apartar al juez Aguirre por dar una entrevista y por opinar en un interrogatorio

El juez de Barcelona que investiga la presunta injerencia de Rusia en el procés está en la diana del independentismo. La entrevista que el magistrado Joaquín Aguirre concedió a la televisión pública alemana hablando del contenido de la causa que está instruyendo ha dado munición a las defensas, que han pedido que sea apartado del caso. El abogado de Carles Puigdemont y de uno de los investigados en el caso Voloh, Josep Lluis Alay —jefe de la oficina del expresident en Waterloo— ha solicitado la recusación de Aguirre por esa entrevista y también por unas opiniones que vertió durante uno de los interrogatorios.

El lunes, coincidiendo con su decisión de ampliar seis meses más la investigación del caso Voloh, Aguirre hizo declaraciones públicas al programa informativo Tagesthemen desde su despacho en la Ciudad de la Justicia, en las que explicaba el objeto de sus investigaciones, aunque sin entrar en detalles específicos. “Se trataría de la influencia directa de Rusia sobre el proceso de independencia de Cataluña (…)” para “desestabilizar” la democracia española y lograr la “infiltración” en las democracias europeas.

El abogado de Alay y Puigdemont, Gonzalo Boye, considera gravísimo que el juez hable de “un caso que está instruyendo” y asegura que ello supone “una pérdida absoluta de imparcialidad” que obliga a apartarle del caso. El letrado sostiene que la entrevista no fue fruto de “un acto de irresponsabilidad”, sino que fue grabada con anterioridad a que el juez dictara un auto que no solo alarga la instrucción, sino que menciona la posibilidad de que los investigados cometieran un delito de traición y contra la paz del Estado. Ese añadido es muy significativo porque puede limitar la aplicación de la ley de amnistía a personas destacadas del procés (como Alay), ya que esos delitos no están contemplados en la norma.

El escrito añade un segundo motivo de recusación: unas opiniones que el magistrado vertió durante el interrogatorio, en mayo de 2022, a Víctor Tarradellas, otro de los investigados en el caso Voloh. Terradellas, antiguo responsable de asuntos internacionales de la extinta Convergència, es el personaje clave en la trama. Durante una investigación por desvío de fondos en la Diputación de Barcelona, salieron a la luz unas conversaciones telefónicas que Terradellas había mantenido (y grabado) con dos líderes del procés en mayo de 2018. Allí, Terradellas explicó la presunta ayuda que un grupo ruso, bien conectado con el Kremlin, había ofrecido a Cataluña en el otoño de 2017, entre el referéndum del 1-O y la fallida proclamación de independencia. Rusia había prometido, según contó, enviar 10.000 soldados a Cataluña para asegurar su independencia a cambio del reconocimiento de Crimea.

Esos audios fueron el origen de la investigación sobre la trama rusa, que implicaron la toma de declaración de Terradellas como investigado. Ante el juez, Terradellas dijo que Puigdemont mantuvo, días antes de la declaración unilateral de independencia, reuniones con dos ciudadanos rusos que se presentaron como personas “del entorno del Kremlin” y que ofrecieron ayuda militar y económica a una hipotética Cataluña independiente.

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El contenido de esa declaración trascendió, pero no así el vídeo íntegro (con sonido) de aquella comparecencia, que ahora, tras la polémica por la entrevista de Aguirre en la televisión pública alemana, ha publicado el digital El Món. El juez hizo entonces una serie de manifestaciones que, según el escrito para pedir la recusación, son otra muestra de falta de imparcialidad, además de una falta de “decoro y respeto a su función jurisdiccional”. El escrito atribuye al juez unas frases contra Puigdemont (“se cagó en las bragas”, fue “débil y cobarde” o “se fue en el maletero de un coche en estado de pánico”) que, en realidad, no pronuncia él. Tal como ha constatado este diario, el juez tan solo pone en su boca expresiones que Terradellas había dicho en sus conversaciones.

Sí es cierto que, durante el interrogatorio, Aguirre vertió opiniones personales sobre el procés, sobre el papel del expresidente catalán (“usted trata de blanquear la figura de Puigdemont”, le espetó a Tarradellas) y sobre la realidad de la hipótesis de la injerencia rusa. “Necesitaban ustedes el control del territorio, por eso lo de los 10.000 soldados no es una afirmación gratuita por su parte”, le dice al investigado, antes de añadir: “Que fuera una ocurrencia suya, no lo sé, no digo que no, que se lo haya inventado para quedar bien”.

El escrito de Boye, en cualquier caso, concluye que hay una “prueba evidente” para cuestionar la imparcialidad del juez. “Es imposible que siga un minuto más malgastando los recursos públicos en una delirante persecución de marcado carácter prospectivo y clara orientación política”, denuncia. El abogado admite que Aguirre es “soberano para pensar lo que considere más oportuno”, pero insiste en que con su actuación ha demostrado que tiene un “interés” especial en este procedimiento que le lleva, incluso, a conceder entrevistas y a actuar de manera “grosera y esperpéntica”.

El incidente de recusación, presentado ante el mismo Juzgado de Instrucción Número 1 de Barcelona, del que es titular Aguirre, solicita que se emita una orden europea de investigación para recabar los originales de la entrevista a la cadena alemana que la emitió, además del lugar y fecha de grabación.

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